La primavera II

Esse Imaginaria



Se carga el día de horas, 
y las horas contemplan asustadas mi miedo, 
se carga de olvido lo olvidado, 
perdido en mi cuarto vacío y sin recuerdo...

La joven del agua

Sobre la repisa hay un retrato, 
sobre la mesita un libro entreabierto,
 que me miran esperando
 que encaje el puzle incompleto 
de mis recuerdos.

Acabado está el pasado,
 aunque su bucle peine cada mañana mis cabellos... 
sin tensar están los abrazos de los días nuevos,
 que descuidados en los rincones oscuros se hallan,
 del desencuentro.

El mañana es de mentira,
  el ayer es un recuerdo, 
y las horas del presente tejen y destejen
 las vainicas deshilachadas,
 el dechado de mis silencios.

Ven, luz del día,
 toca mis ojos, toca mis manos, 
ven y despierta mi mente dormida
 entre las páginas de mis quehaceres
 autocombustibles y lentos.

Y vino el día, llenando de azahares el aire de mi cuarto, 
 abrióse mi ventana y se escucharon todos los pájaros.

 Acercóse a mi piel entonces,
 muy cauto 
el capricho de la vida,
 que cíclica abre todas las flores de las primaveras,
 disolviendo las páginas del pasado
y dando sus blancas alas
 a las vírgenes simientes
 de las eras.





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