Tu mentira

El prado de Proserpina




Extrañamente te extraño... no pensé que sucedería, más tras diluirse en mis lágrimas las palabras que fingías, deduje sin dudas que mentías. 
Indulgentemente te marchitas y en mi memoria tu memoria ya está baldía; ya no recuerdo el color de tus besos ni el trotar de tus ojos a la vera mía. 
Tu jaca te lleva lejos, más aun más lejos te destierra el sinuoso túnel de la mente mía; y allá desde la lontananza de aquellas torres que al viento del sur se postran, sé que me llamas sabiéndote perdido por cobardía.
Adiós, amante postrero... mas te digo que nadie más el hueco de tu persona rellenar podría. Adiós, amor imperfecto, perfecto y joven cadáver de primavera por el mal del viento vencida.


Agniezka Lorek


Cabalgar podrán las lomas lejanas sobre la luna llena o bajo el sol naciente en la mañana mía, mas si tú no estás no podrán mis sueños volar, como  volar supieron sobre tu alfombra torcida.
Nacerán nuevas mañanas y, nuevas lunas se prenderán del alto cielo. Crecerán los cachorros y se amarán entre ellos como cada noche se aman los luceros sobre la campiña, y yo un día amaré de nuevo,  despacio y sin abrir los ojos, rescatando aquel sueño que soñamos juntos, mintiendo sobre la boca ajena, tu mentira.

El cáliz umbrío de la primavera

Esse Imaginaria



A veces el horizonte lejano se acerca como besando...
Es la mañana, 
es la tarde, es el suspiro
 de la noche bella...

Agniezka Lorek


Y es la caricia de la vida tejiendo encajes,
 hilando luces, bordando sombras, 
hilvanando suspiros amantes 
que en el inconsistente aire
 se aman y se entreveran...

Son los amaneceres los que llaman a las lágrimas, que incautas brotan lentas por culpa de tanta belleza; y los atardeceres son los que abrazan cansados a las noches claras coronadas de luna llena... y tras ellos, las noches densas no duermen, aguardando impacientes a las albas silenciosas y frescas, para despertar a las  flores dormidas, cabizbajas y de corolas tersas.

Es la vida fresca pues, la que despierta a las adormecidas almas con su intangible tacto de rocío perlado y persa, justo en el instante de caer sobre el umbrío cáliz del mundo, la primavera.

El murmullo

El prado de Proserpina




El mundo susurra constantemente,
 a veces como amante tierno,
 a veces como amante agreste,
 la verdad que a cada instante inventa, 
esa que a cada paso miente, 
la que cada uno enciende
 si a entender alcanza, 
la que apagada queda 
si comprender no puede. 


Agniezka Lorek

Y tan sólo cada uno en su rincón del mundo, 
solo para nacer y amar... para decir adiós, 
y solo para soñar...
  y siempre de la mano del aliento
 que se incrusta en la mente, 
 de la mano del arrullo del mundo, 
que al oído canta y llora, ríe y siente,
 que como hada invisible y como diablo ingente
 canturrea el mensaje que calienta el alma
 y que la frente hiela. 

Canto y aliento
 que de la mano me llevare
 tras de la postrera verja
 que la vida ciega.

La muralla

El prado de Proserpina








Me susurra la muralla, 
me cuenta ayeres intensos, 
mil sangres y amores densos, 
que desde escanciadas albas 
aún bruñen las añoranzas 
de las memorias perdidas. 
No tardarán estas vigas  
en gritar estos mis gritos, 
con viejos alientos míos 
en pos de postreras vidas 



Te besan

El prado de Proserpina





Al amanecer es el beso inesperado de la primavera.
Al amanecer, el breve azahar, blanco aletea,
 tus versos sobre mis manos inquietas juegan,
 consiguiendo rimar lo que no puede ser
 con lo que tiene que ser, a como sea. 


Mariska Karto


Y recordando lo que aún no sucedió, 
y que tal como el florecer del naranjo
 ha de ser en primavera, 
te acercas a mis sueños vespertinos
 y besas casto mis manos, 
que queriendo y sin querer
 te besan.


Igualdad

El prado de Proserpina




¿Ves que igual que tu espejo, mi espejo se asombra? 
¿Que en igualdad para los dos se mecen las albas?
¿Que a cada luz se opone una sombra?
   ¿Ves que amamos los dos como nadie ama? 


Ves quizá el viento atravesar las injusticias,
 como la daga asesina cruza 
el corazón de un infante;
 y ves, notas,  como noto yo misma, 
que los dos morimos sin que importe a nadie.

Nadie es más que nadie. Nadie merece pisar deseos ni lágrimas, y nadie en el trono de la servidumbre merece postrarse. Porque los lados de la verdad somos dos, siendo sin embargo uno sólo en el abrazo de jade.

Si tu sudor se parece al mío 
y el mío necesitas para el viaje...
  si tu vejez y la mía caminan juntas
 en pos del mismo horizonte, 
por qué entonces tú recibes más, 
por qué yo merezco menos 
por el mismo traje?


Perder

El prado de Proserpina



A cada día me siento mejor, 
a cada día más cerca del cielo, 
y a cada paso me siento, cariño
 más cerca tu amor. 


Bronwin-Hill



Se aproxima el momento de abrazar tu recuerdo
que a cada instante figura más terso
como aquel retrato, como tus palabras,
 como tu ser.

¡Nítida estupidez!, 
pues volver atrás no es posible
 y es que ya no se puede 
arrancarte del ayer.

Y encallado como te hallas en sus dunas
desde la lejana tortura de tu ausencia,
te miro y me mira sobre el cóncavo averno,
el silencioso vestigio de tu ser.

Allá a lo alto no hay nada, cariño,
 te condujiste como un niño, 
y tan sólo nos queda perder.



Dos "Atlas"

El prado de Proserpina



Siendo pequeña eché cuentas y pensé que quería ser un hombre... aunque debo decir que después tontamente cambié de opinión. Sí, por esa simple y  aplastante lógica infantil, yo quería ser un hombre, ¡estaba claro, no había color! Y es que pensé: las mujeres trabajan en la casa de sol a sol, pero nadie les paga; y lo que es peor, todos les pisan lo "mojao".



 Nadie respeta su trabajo porque es "trabajo de mujer". Ellas paren por amor, amor que a su vez han de pagar con el sudor de su frente, el riesgo de su vida y el dolor de su vientre… y después, bueno, después quedan como gusanos, colgadas por los restos del fruto alumbrado; para quererlos y servirlos en lo que sea menester.

 A partir de entonces y curiosamente, sus cerebros y sus corazones describen un movimiento de aceleración circular uniforme,  haciéndolas rotar hasta consumirse en torno a los hijos, tal como lo hicieran insistentes satélites ciegos.

 Al fin la mujer, es la sirvienta hermosa y mal mirada, la deslumbrante flor perecedera, objeto de poesías y prosas bellas que pronto marchita el tiempo, cual fina piel expuesta al viento u oloroso azahar del tercer alba.

El hombre, en cambio, acostumbra a elegir su meta y defenderla en un mundo de hombres; tan difícil reto para una dama... ¿tal vez imposible empeño?.

Fuera de la familia, a la mujer sólo se le reserva una pequeña parcela para “jugar” y ganarse el pan; otra cosa por supuesto, sería una ridícula injerencia por su parte.

Pero no llamemos al orden a las estadísticas, tampoco a las razones científicas, ¡no caigamos en tal perorata!, y tan sólo por una vez y sin que sirva de precedente, echemos un vistazo a través de la ventana... ¿Quién lleva el mundo sobre sus hombros? ¿alguien alcanza a ver qué género tiene el "Atlas"?

Pero, a ver, nunca fui mucho de cuentas, más bien de letras, ¿sabes? Así que en este instante sopeso la balanza y pienso: ¿qué interés puede tener este cálculo si le restamos el activo del amor y la entrega, del sueño hecho vida, del dar a luz a cualquier precio, del arrullo eterno y de ser un día sueño, aunque al siguiente ya no sea más que un trasto capaz de sacar cualquier castaña de cualquier fuego?

Yo quiero elegir mi meta y luchar por ella. Quiero ser lo que quiero ser. Yo quiero ser mujer, y además tengo derecho a dar rienda suelta a mi mucha o poca inteligencia y habilidades... y quiero, yo sólo quiero que mi recompensa sea directamente proporcional al producto de mis logros.

Se me da bien trabajar la madera, se me da bien la bioquímica, la economía, administración de empresas, presidiría genial un gobierno e incluso trabajo bien el metal, cualquier cosa puedo ser si me dejan los señores a quienes cuesta tanto ver a una mujer "fuera de lugar", haciendo igual o mejor que él, el que ahora es su trabajo...¡Son aún tan pocos los que de verdad saben querer y respetar!! Pero si consigo acceder, ¿me pagarán lo mismo o deberé aguantar sus burlas y oposiciones, sus acosos y su menosprecio igual que cuando recién fregada mi casa, me pisan el suelo para pasar al sofá y pedirse algo de comer?.
Pasaré por encima de vuestros suelos, caballeros, no sin antes respetar su grado de humedad, y hablaré un poco menos y mejor que mis otros compañeros. También decidiré el futuro de esta empresa junto al resto, y un día llegará en el que crucemos nuestras miradas en IGUALDAD y rotemos eternamente como satélites en torno al mundo, en aceleración constante y circular . Tomaré ese día tu mano mientras disfruto de lo conseguido, y así como dama ausente, fingiré una profunda amnesia de lo sucedido, aunque acuse por tu causa tanto sobresfuerzo para alcanzar lo mismo.


#historiasporlaigualdad.