El patio de los naranjos

Esse Imaginaria


Era la primavera
y era el sur.
 Eran las cuatro de la tarde
 y el aire ardía en aromas...

 El patio de la Mezquita

 cantaba calladito los ecos de los pájaros, 
y cantaba los colores del agua
 que nunca cambia el otoño infinito
 de su caída...



Stefan Gesell




Los azahares habían tomado todo el espacio
 en una invasión de blancos pétalos, 
que colgados de los naranjos
 impacientes empujaban aún cerrados, 
lidiando por abrirse allá donde lucen hoy
 los que aún son tersos...

Pétalos de grueso blanco perfecto,
 rezumaban el elixir de la vida
 que me posee impúdico 
a cada latir de mi pecho

Y huele a azahar,
y el patio canta,
 y las piedras callan
todos sus silencios.

Huele a azahar
como hace tiempo,
y reina el azahar
aquí en mi pecho

Y el agua canta
de la paloma el vuelo,
y en la Fuente del olivo
serena lo sella y descansa.

Reina el azahar,
el sultán cede su puesto
a la flor de amar,
a la flor que guarda
hondo, muy hondo
 todos sus secretos.

Y los muros gritan callados,
 muy callados sus silencios,
y de las piedras las heridas
aspiran primaveras,
y acunan y acunan la cuna
del sueño ligero de
sus misterios...

Alcázar de arena y fango

El prado de Proserpina


El pasado quedó atrás, 
igual de atrás que quedará 
este presente al rememorarlo... 

Black and White fashion Photography






Muy atrás, dicen, tal que el futuro que pisando fuerte alcanzar no podrá algún diablo por más que urda sus complejas diabluras de flamas imperecederas... Consumido pues queda en su alcázar de fría arena, cuando olvidado las esquinas de la memoria aún torciera; más no vi nunca persona, animal o sobrenatural brujo condenado, capaz de adelantarse al presente que presto se amontona en alguna duna perdida junto a todo lo terminado... 

Carreras no valen,

 y no son pudientes
 para este menester
 los hechizos ni las plegarias
 de los mansos. 

El pasado es la algamasa a veces hermosa y a veces horrenda, pero siempre fuerte, donde los pies se clavan hondo mientras los aromas venideros, revolotean locos las arriesgadas azoteas de los días prometidos, que sobrevuelan los gorriones tordos... 


Si hermoso, dulce; 

si triste y salado, charco,
 pero además barrizal profundo
 sobre el que igualmente firme pisan 
los poderosos pies que impulsan 
 a los ángeles alados,
 y los pájaros bellos,
 cuando esbozan sus altos vuelos 
en los arriesgados alféizares, 
 con primerizos saltos... 

Vuele pues sobre las cornisas del alcázar de lo acabado quien hoy llore, y también vuele alto quien haya antaño ya llorado; vuelen confundidos por sus rincones los diablos a los cielos inmensos que sostiene el atlas y vuelen igualmente los añorantes, por querer ser siempre amados.


El pasado quedó atrás, 

igual de atrás que quedará 
este presente al rememorarlo... 

Lo que uno es





Nada más caer desde el cielo 
o desde lo más profundo de la tierra emerger; 
nada más abrir los ojos, 
y al punto mismo de aspirar el aroma 
de los primeros y oblicuos rayos, 
descubrí que sólo hay
 el brillo de la soledad
 pegada a la piel.

Sola para nacer, sola para lidiar, sola para soñar y hasta para el mismo sueño perder...


Agniezska Lorek

Y no es magma ceniciento la soledad, ni es mala, ni cruel, no es bruja terrible, ni agujero inmundo; tampoco es error profundo ni futuro que me haga enrojecer; pues cuna es del conocimiento y del productivo deambular del ser, amiga que fermenta la serena alegría y que acuna el arte manso de darse sin pedir nada a cambio y sin exigir de nadie lo que se dé... Pues solo se nace y solo se ha de partir por la pendiente más acusada que se enfrenta al perecer; y mientras tanto tan sólo se puede dar lo que uno es. 



Con tus ojos haces lazos

Esse Imaginaria

Yo te quiero lejano 
y subido a las estrellas,
 te quiero alto y te quiero poderoso
 como la poderosa tierra...

Quiero mirarte envuelta
 en el aliento cálido de mi casa estrecha, 
allá sobre tus nubes de esparto, 
trepando montañas ardientes,
 lidiando dragones poderosos,
y venciendo perdidas contiendas...




Y me miras como quien no ve nada,
 como quien olvida el pasado 
y su futuro trenzado; 
atravesando el mismo aire
 con la daga azul de su mirada...

Y me miras sembrando

 tu mirada en mi mirada, 
y con tus ojos haces lazos
 que hacen presa mi alma.

Y me ves y me ves, 
como se ven las cosas extrañas
 que nunca se hacen sucesos; 
como un extraño ser...

Y durmiente, yo te extraño,
 mas igual que hacen los ángeles,
tus ojos claros dejan caer 
las lágrimas de tu ayer 
sobre mis zapatos...

Ya no busques más inocencia
 en mis manos.
 Ya no hay más veces primeras,
 se me gastaron.
Ya no las busques nuevas 
en mis ojos ajados,
 que no verán más el mundo 
como la primera vez,
 porque la primera vez 
quedó dormida en el sueño
 de aquel ayer, despertado.


Tu sombra




De puntillas pasa la luna, 
de puntillas, las estrellas, 
despacito y tras ella,
calladitas una a una...

De puntillas llama el alba
a la aldaba de mis venas,
a escondidas y a la vista
como prendidas velas.


Michael Creese

Y el torrente rojo empaña 
de carmín las azucenas, 
río de vida embravecida
 bajo el sol que duerme siesta.

Las almenas se derriten, 
se evaporan las torres viejas,
 el otoño duerme a la solana, 
de aceituna, vino y menta.

Y tu sombra, amor mío, 
umbría y siempre fresca, 
a cobijarme viene del sol bravo, 
vida mía, 
como la manta de tu cuerpo
 bajo el frío cuando hiela...

Y poderosas como miradas,
 soberanas, como rosas abiertas,
 se abren tus dos alas sobre mi cielo,
 cuando se hace salvaje manantial 
y tormenta...






La llovizna




Sobre la lisa alfombra del estanque de la vida,
 se posan cansadas todas las albas,
 y de lo hondo de sus aguas 
a veces dulces, otras amargas,
 los llantos parten ingrávidos,
 en busca de un cielo cambiante
 que sólo en el último momento
 descansa...

En la lisa alfombra de este estanque
 se suicidan desnudas todas las hadas, 
cansadas de sobrevolar los sueños de los infantes
 y de colarse juguetonas en sus casas;
 para después ser enterradas muy hondo y sin duelo,
 bajo la gruesa losa de la sabiduría,
 triste, huraña y escasa...


Stylowi



Y ya acabáronse todos los días de soñar,
 apurados quedaron, y pegados sus recuerdos
 a las paredes de esta estancia, 
como restos podridos de caramelos
 que atados a su recuerdo
 alguna alma infante olvidara.

Mas no ha de importarme 
la muerte de ningún hada alocada,
pues mis sueños manan y manan,
 como serpiente sin cola que repta lenta y sinuosa
 sobre la hierba fresca de esta pradera esmeralda...

Acabáronse, mas no me importara, 
porque sobre la lisa alfombra de la existencia,
 se precipita infinita, suave y sin cesar,
 la llovizna de nuevos pétalos de azahar, 
que juega a querer y a refrescar
el reflejo de aquel hermoso pasado,
 suavemente posado 
sobre su brillo en el mar..


La burbuja del cielo





Hay atardeceres que cuelgan cometas color azúcar, rosa y celeste sobre la vertiginosa burbuja del cielo.

 También existen amaneceres capaces de reconciliar la seductora pereza con la insinuante luz de la vigília, que se asoma impertinente entre tus párpados aún pegados... 


Anthony Vandertuin



Hay días que simulan noche y noches hay sin sueño ni luna; muertes hay que respiran esperanza y albores con su color verde, apagado...

Desde dentro nace el día y la esperanza, desde lo más profundo el llanto; desde las entrañas del mundo vomitan las montañas más altas, y tus ojos, que no son verdes, a mi me parecen prados...

Ámame, mundo desorbitado, ama a las montañas magas de los cuentos olvidados, a los cachorros que se acurrucan buscando caricia pero callados... ama, que si no amases, morir podrán tus otoños plenos de vacíos y vacíos de manos...

Alzarte podrás a la más alta cumbre, podrás besar los labios dulces y redondos de los ángeles que por ti posarán su vuelo y dejarán de ser castos; mas si no amas, soldadito valiente, si no amas, tus ojos nunca entenderán el caleidoscopio de este amanecer, que  cifra y descifra quien hoy crees desgraciado.

Hay atardeceres 
que cuelgan cometas
 color azúcar, rosa y celeste
 sobre la vertiginosa burbuja
 del cielo raso...


Entrelazados






Se abre y se cierra indecisa 
la loca puerta del futuro
 y me hipnotizan insistentes
 los rastrojos del pasado. 


Casey Baugh

Se cierra la esperanza y se abre el llanto, 
fuente que por su nombre llama a lo perdido 
sobre la duna del tiempo acabado...

Y baten las ventanas y las contraventanas
bajo el influjo del huracán inmóvil de tus brazos;
quietos como mármol sobre el aliento  frágil 
 de un recuerdo, frío y amargo...

Vuelve a mi, hermoso cadáver asustado, 
y vuelvan tus vacías órbitas a habitarse
 de infantes miradas color cielo raso... 


Y aletéen de nuevo nuestras verdes esperanzas
 el aire de este amanecer vacío de vahos,
  túmulo de pretéritos pajarillos enamorados.

Hoy ya no es posible revivir tal gorrión, 
  cóncavo y hueco cascarón idolatrado...

Ya sólo es la caída libre 
de este futuro frío y vano, 
que no sabe de recuerdos,
 ni se afana en remontarlos.

  Amanecen albores rasos y desmemoriados, 
incapaces de evocar lo que de ti y de mi fuera ayer, 
y en su diario culmen no han de notar,
 que nuestros dedos los reciban
 ya por siempre entrelazados.

Tormenta

El prado de Proserpina



Hoy la noche brama, el viento llama a alguna aldaba invisible y sobre los cristales la lluvia canta. 
Se acerca la tormenta, y mi soledad circundan los espectros; susurran las hadas.
La noche brama, las nubes altas viajan, y mis ensueños tardan en mecerme en sueños, la mente viaja.

Miles Aldridge

¡Qué inmensa se ve la soledad cuando me arremolina en su epicentro...! Me seduce la tormenta, que hace temblar los cristales y llorar las almas.
La fuente calla, y el clamor de esta noche me habla al oído que no estoy sola, que tú estás cerca y escondido tras el majestuoso estruendo que me llama por mi nombre con tu voz helada.

Versos rojos

Recurrentes




Entre el sueño y el recuerdo, 
entre la esperanza y la ficción, 
justo en el estrecho hueco que queda
 entre mis párpados encorvados
 y las hojas caídas anoche
 sobre el suelo de esta habitación...

Entre las horas de la mañana ilusionada
 y el soberbio caudal rojizo del ocaso bello,
 se hallan tu sonrisa y tu llanto caprichoso y blanco buscando el interés de estos distraídos ojos
 color vago intenso.



Domestika



Perdona si no te presto atención, 
mi arcángel viejo, 
mientras prefiero soñarte
 en mis sueños y en tus sueños, 
llenos de sonrisas imperfectas
 y perfectos cielos.

Castillos de quehaceres te invaden, 
ángel caído y enamorado del pasado, 
mas yo no encuentro tiempo 
más que para susurrar poemas fallidos
 sobre el viento del aliento impoluto
 de aquellos gorriones inquietos.

Déjame soñarte, 
y no estorbes este edén de claroscuros y secretos, 
que en él tu mano sobre mi mano podrá posarse,
 y mis versos sobre tus labios
 sellar querrán sus rojos besos.


Obra y autor



Desde el planisferio de este lienzo, 
imaginando dioses,
 colmando esta tensión superficial
 que nos mantiene boquiabiertos...

Palpando allá en mi cielo
 ese tu brillo de azul oscuro y cobalto,
 siendo yo misma remedo de tu espíritu, 
que es del mío propio el reflejo; 
 y escuchando el barniz del eco
de tus distraídos cantos 
yo me hallo, amor mío, 
y te sueño...

 Notando, como noto yo tus notas 
de suaves trinos y de aromas,
 allá colgadas como palabras 
sobre las aguas mansas
 de los estanques de tu mirada,
deletreo tu lejano arrullo
que es igual que un abrazo
cálido, de miel y sereno,
que espanta con las manos
el miedo de perder la vida
en tu boca, y la cordura
 en tus labios.

(Desconocida)

Y hallábame sumergida 
bajo el nudo de aquel cuento,
leyendo el latir de la sonata del vivir
 bajo el vibrar de las ondas de tus dedos,
 color canela y caramelo de anís;
descifrando estaba, de vez en cuando,
 el espejo negro puro y alto 
de tus dos verdes gemas sobre mi.

Tratabas de darme vida, 
edificando mundos que imaginabas,
y seres complejos de tinta china... 

Tratabas de darme la vida
sobre un pliego amarillento
invadido tú por el sol y el viento
y la fiebre de una musa clara,
que mi presente y futuro te susurraba,
caprichosa bailarina...

Mas yo, desde los avernos agridulces,
puro delírio de tu voluntad,
destejo tu aroma de fresa y menta
y rapto tu alma entera
 desde mi oquedad. 






Brilla





Pura es la mañana y puro el llanto primero del primer alba; limpios el manantial y la fuente clara, e inmaculada es tu mirada cuando se clava todita muy honda en mis sienes mansas. 

Puro el sol cuando sale, y cuando se esconde silencioso e imponente, pintando de trinos las rosas todas, y de rosa el cielo cansado cuando bosteza y en la loma acurrucadito se duerme...




Y brilla la cal de las casas 
entre el rojo alféizar 
y el colorido manojo de geranios insistentes, 
brilla el trastear de los niños en el patio
 y el siseo prolongado del abuelo impaciente.

 Mientras, canta el reflejo del agua en la fuente baja 
junto al botijo de barro decorado de flores silvestres,
 y baila el tañir de la guitarra 
entre los dedos de ese gitano 
orgulloso e indigente.

El cielo





A veces pasa, muy pocas,
pero a veces pasa 
que cuando miro arriba 
puedo ver el cielo...

 Siempre está, 
pero casi nunca se puede ver.

 Art ViralBandit 

Es extraño que las cosas más grandes y hermosas,  como las más portentosas rosas casi nunca se ven...

Por más que apartes el aire turbio con las manos,
 por más que apartes los rencores y los llantos,
 por más que tú mismo te apartes, 
apenas un momento del largo día
 y si tienes suerte, 
puedes ver el cielo allá en lo alto encaramado;
 tan abrazante, tan imponente 
y tan callado...

Demasiada vida descoyuntada aquí abajo, todos a lo nuestro, y casi nadie a lo de un extraño. 

Abril

Letreando



Y como manto sin bautizar cayó este Abril sin estrenar, sobre mis ojos y tus ojos, sobre las doradas piedras de los torreones y las gastadas suelas del tiempo...


Agnieszka Lorek


Un Abril de azahares reventones que desata el fuerte nudo del pensamiento con el blando aroma de sus flores...
No es posible cavilar, habiendo tanto pájaro silvestre abarrotando los alféizares floridos de los bajos balcones, y no es posible a la fría compostura regresar, habiendo escapado al aire libre tanto incienso a fruta madura y a ruborosos rumores...
Los dorados sillares de esta ciudad, se tornan del color amarillo de los pétalos que brillan bajo del redondo sol que sale y que se pone... y el caleidoscopio a punto mismo de colapsar, canjea sensateces por imposibles vuelos que no precisan alas y por mil cien locos amores...

Y aunque la pesada voz de la losa de la verdad inexorable te regrese a su caja fría y de pedernal, allá bajo la sensata nube color gris de muro y cristal; sabes tú, de improviso y a traición, resbalar la ascendiente pendiente del primer rayo de sol sobre el olivar.

La mariposa

Létralos caídos




Como una mariposa que llega suave y se posa,
 es la vida que pronto levanta el vuelo.
 No deja poso aroma ni deseo,
  sabor o sombra de verso o prosa,
cuando se inclina oblicuo el astro bello
 muy por detrás de la aurora...

l
Agnieska Lorek



Y retroceder tras el rastro
 de lo olvidado ya no es posible;
 tarea en su caso sólo encomendada
 a locos aulladores de lunas rosas
encaramados a las tapias derruidas
 de la vencida historia...

Volver y volver ya no es posible
 a levantar efigie de lo olvidado,
mas lo imposible siempre fue bello
e increíble suceso mágico.







A color de fruta me sabe el aire

La bolsa de letras



A color de fruta me sabe el aire,
me sabe el aire.
A color de luna, de cielo y sangre, 
al aroma del nácar; a cereza y azúcar, 
a sueño de los que se sueñan
 con alas mudas...
Y los naranjos y  las uvas y  las flores blancas,
escancian sus sabores en coplas largas... 



Agnieszka Lorek

Denso se disfruta el aire tras del Otoño,
 como la copa colmada se disfruta 
 del jugo de las nubes deshilachadas y dispares;
y el sabor de los jazmines se paladea al viento,
 y el tacto del primer intento pulula inquieto y torpe sobre el paisaje...

A color de fruta me sabe el aire, 
me sabe el aire.
A color de luna, de cielo y sangre...


Se abren los cielos




Y se abren los cielos
 pariendo luces nuevas y trinos nuevos.

 Se abren los cielos de par en par, 
aleteando atardeceres rojos
 e insinuando futuros imperfectos... 
Los horizontes llaman con voz de viento,
 reclamando su hora y tu sino 
bien asentado sobre ellos...


Consuelo Parra

Atiende pues, 
levanta la mirada bien alta 
sobre las águilas poderosas y sus regios vuelos. 
 Atiende a la llamada de las rosas
 y a  la fugaz fragilidad del aroma de los  azahares, 
blancura tierna que embriagar pudiera
 los pechos más fieros.

Levanta tu mentón oblicuo bien alto y sincero,
 y no temas lo que ha de pasar,
 porque lo que ha de pasar pasará
 y es la irrevocable pasión de lo nuevo...

La primavera se sobreviene
 preñada de luz y de guiños nuevos,
 de flores recién nacidas
 que huelen a desordenado milagro
 y futuro perfecto.

Y ha de acabarse todo lo yerto. 
Acabarme deberé yo mismo
 como terminarse deberá el rastrojo ya seco;
 mas aun no será posible descansar estos huesos,
 pues los cielos reclaman estas alas doloridas 
recontando de nuevo su azul cobalto
de aroma a enebro.


La noche griega

Esse Imaginaria



Era la noche caída sobre los tejados,
 reposaba lenta y pesada un sueño de vida 
encerrado en su oscuro manto... 
Era la noche silencio sobre las nubes, 
bajo las casas, 
y en los lechos mágicos de los magos...

 Era su manto el confuso sueño
 de los hombres que de día braman.
Y era la noche arrullo de locos y enamorados;
 esos que la luz del día evitan
 y esconden el agua clara de sus ojos castos,
 al umbral mismo de la vida 
y al estrepitoso llanto...
Era la noche pura de locos y gatos,
 la diáfana aventura 
de los que de día
 soñamos..

Nyx

Tarde

Tarde, se hace tarde la mañana,
 los recuerdos son puro hielo,
 y la realidad, cosa vana.

Tarde llega la bebida fresca del rocío, 
y tu beso llega tarde, justo al alba;
y tarde, muy tarde vienen
 a posarse los jilgueros inquietos
 en el blanco alfeizar de mi ventana...

A. M. Lorek


Y casi postrero se asoma el gentil amorío, 
con su artificio de flores muertas
 de aroma a brasas;
tarde, mi vida reparas en mi sino,
 tras de los desastres que preludia el alba...

Y a la hora justa de la marcha, 
aprieta tu abrazo 
el hueco mismo de mi estampa;
y es justo a la hora de partir
que sin tiempo de gozar ni sufrir,
se asoma el colibrí de la felicidad
al resquicio mismo de mi ventana.


Nunca cesan




El sol, la luna y el trigo, 
el llanto, la mujer, el viento...
El niño y la cuna, 
el deber de lo tierno...
Agnieszka Lorek

La nube que amamanta al olivo,
el pozo y el tiesto sombrío,
el patio y la silla de anea...

Carrusel de calor y de frío,
 venus sin brazos ni piernas, 
que tullida mece la cuna del mundo 
y da de beber a los peces
del río y a las aves que vuelan.

Blancos los sueños le iluminan el camino, 
como faroles pequeños,
 como espadas alzadas al viento de la dehesa;
de oros los rincones de su abrazo
que minan profundos rencores y altas penas...

Y se alza sobre los cuernos de la luna
la dama que el tiempo hiela, 
meciendo en el columpio de cielo
 llantos pequeñitos que nunca cesan.

Llamen sueño

La pasarela del cielo




Profundo, muy profundo duermo
 el sueño de los inconscientes, 
levitando noches, extendiendo alfombras
 de amapolas bajo las redondas lunas;
 escrutando el tiempo de moribundos reyes 
dueños de porvenires vacíos de bienes
y plenos de hambruna.

Estudio para el ángel de "La virgen de las rocas" (Leonardo da Vinci)

Y hondo, muy hondo debió caer mi cuna, 
allá de los avernos, a los que sólo la lira de Orfeo
atinó a otorgar su justo nombre;
mas si abriera por un instante estos ojos, 
 ver podría la luz del sol y el reflejo de la luna,
que se me antojarían musicales cuentos
 para mentes deformes
de doradas dunas.

Muestrenme entonces tan majestuosas lámparas
engalanados muertos de monótonas vidas,
 abarrotadas de horas pesadas y de planas losas, 
que aplastan sin piedad a las que fueran 
vírgenes mentes llenas de vida...

Pesadilla pues me muestra el sol, 
y pesadilla me enseña el reflejo argentado
 de su amante nocturna...
y llamen sueño entonces a este mi vivir,
que no es más que un lindo y suave fluir 
entre papeles amarillos
 y juguetonas rimas.


El agua limpia




Se mece, se mece  y me mece
 la luna en lo alto del cielo, y su reflejo
 susurra una nana interminable
 en el agua limpia...

Oleaje que se insinúa 
y en la misma cresta se marchita, 
indecisa existencia de ritmo acompasado,
 de latir falto de rima.

Día y noche, noche y día,
 lágrima de amor, rastro mismo de la alegría,
 salada perla de tristeza que a la luz de la luna
se asoma y brilla...

La vida me lo da, y me lo da...
 y la vida misma me lo quita; 
 beso al aire, abrazo al viento
y un te quiero y un lo siento 
hueco y sin despedida.



Agnieszka Lorek

En la boca azahares me llueven, 
frescos y fríos del rocío mismo que da la vida; azahares efímeros que luego sueño,
 en el hueco de su recuerdo
 que huele a Córdoba y a pan recién hecho
 a la entrada de la muralla por la puerta misma
 de la luna mía...

Sucesos y seres, aconteceres que son regalos,
 manos cuajadas de te quieros
 que se clavan hondo muy hondo,
 como mentiras...

Y el temporal soberbio de la vida,
 va y viene y se marchita; va y viene y me regala perlas blancas, rojas y amarillas
 que pronto la arena cubre 
de pesada arena ambarina.

Se mece, se mece
  y me mece la luna
 en lo alto del cielo,
 y su reflejo susurra
 una nana interminable
 sobre el agua limpia...

En línea recta






Amenaza cada esquina con traerte,
cada palabra con dejarme el eco de tu voz serena,
cada sombra con recordar tu ausencia,
con presentir los peligros esta lágrima
inmóvil y seca...


Agniezska Lorek

Te encuentro sin esfuerzo al volver la página de cualquier libro,
y tu recuerdo no me deja caminar en linea recta.

A cada segundo, el silencio se asemeja
los tuyos cuando callas por respuesta...
a cada minuto una palabra perdida
en las esquinas de esta distancia
fría y quieta...

¿Por qué te fuiste?
¿Por qué está tu cama ahora  vacía y  sola,
y tus sábanas, tus sábanas lucen hoy
así de tersas?

Amenaza cada esquina con traerte,
y cada palabra con dejarme el eco de tu voz serena,
y me tropiezo sin remedio
 al volver la página de cualquier libro
 tu recuerdo; y tu recuerdo no me deja caminar
en linea recta.

Dulce eco, dulce miel, 
dulce ausencia sin corcel; 
recuerdo dulce que amarga el presente
como la nube fresca el celeste oculta, 
y el caprichoso ensueño 
cuando me devuelve 
y me devuelve
el recuerdo
  de tu ser.



Olbia Lula

                                                               


Y a pesar de todo yo noté 
que el sol rocía el rocío de luz 
y de calor en la mañana;

 Lo noté entonces como noto hoy,
 la alegría en el timbre de los trinos vepertinos,
 y cómo se alzan escuché,
 las corolas frías de la noche
 al vapor dorado que da la vida nueva,
 tan sólo por saludar al alba...

Cada día el triunfo gana tras la derrota de las ocho horas vanas,
 cada amanecer una promesa y un saludo y un cuadro de Olbia Lula en mi ventana, 
y el llanto de un niño en medio del cariño de una madre bien temprana...



Noto, noto que la vida se abre paso con sus manos entre las nubes espesas del desengaño y la desesperanza, porque nace y renace como el agua de la fuente; como tus ganas y el relente sobre el azahar de mi añoranza.


Y se me lleva en volandas el aire espeso
 de aromas en la mañana, 
y me arroja a la presencia del día nuevo
 y del rocío que me rocía el rostro dormido 
de agua clara...

 Y me hace y me rehace la mañana,
 y me regala horizontes nuevos y grandes ventanas
 para cabalgar loca los corceles del viento, 
haciendo con sus crines trenzas de incienso,
 y sembrando miradas nuevas
 a cada luna y a cada verso que beso y beso
 pensando en tu alma...

Nuevo día y nueva luna
 que se me clavan uno a uno y una a una,
 como uno solo y como ninguna,
 haciéndome soñar a cada momento
un nuevo cuento que me rebosa el alma...



Se me lleva y se me lleva
 la esperanza siempre nueva,
 que me nace a cada paso
 tras del fracaso y la lágrima
 de blanca sal que el sol reseca...

 Se me lleva el verdor de un sueño nuevo,
 se me lleva la ilusión de un gesto tuyo,
 y del cantar de la fuente
 cuando deletrea tu nombre 
 justo antes de anunciarse el alba...

Y el nuevo día y el nuevo sol
hacen una estatua de sal 
con el poso blanco de la lágrima aquella; 
y es bello aquel recuerdo, 
y hermosa es la esperanza,
 que desde el vacío más oscuro
este nuevo imperio de amor 
y azahar levanta.

El circo de la vida




Cuando de repente y sin saber cómo caí en la cuenta de que mis más altas esperanzas no pasaban de ver alcanzar la felicidad a los hijos, acarrear algún dinero para a duras penas sustentar la casa, dibujar algunos rostros a lápiz y rotulador negro que acababan en una carpeta bajo las sábanas de invierno, y envejecer junto a mi esposo dulcemente y sin aspavientos, un escalofrío surcó esta dolorida espina dorsal y este alma repleta de esquinas insondables...
Había que ser y parecer, había que cumplir con lo pactado, con lo que se debe antes de con lo que se quiere...había que entregar la vida y así lo hice, escondiendo mis escandalosas mentiras y desmanes bajo la alfombra de la eterna callada, la mentira y hasta el vergonzoso olvido. Pero esta vida pronto ya no me pertenecerá más y habré de entregarla de nuevo, del mismo modo que me fue obsequiada, y aún siento haber manchado con mi impronta tan impoluto don.


Hiroshi Nonami

¿Acaso no la merezco por haber sido como soy, sierva de las esperanzas de los otros y de sus expectativas?
 ¿Acaso no la merezco por no haber sido lo que quise ser...
lo que ya no recuerdo?
 Y pienso que:

 "Cerrar podrá la vida la sombra del oscuro ave y su vuelo, 
graznar las mazmorras llenas de ortigas y los refugiados frente a las armas; 
morir podrán los infantes sin pecado ni conciencia de la vida, 
y podrán escanciarse los baúles de las esperanzas escondidas...
 pero no podrán golpear al sol los puños de los injustos ni sus gorilas,
 porque cada mañana, cada mañana iluminará por igual
 al grande y al enano y al honrado y al infausto asesino de alma impía,
 porque el cielo es uno y grande y techa por igual 
sueños de reyes y don nadies, justos e infames;
 estrujando en estrecho abrazo las rencillas".

Merecedora pues he sido de mi vida, haga o deshaga lo que guste hacer o deshacer, al ritmo de cualquier placer o dios o amor; que no todo se ha de tener y no todo se es posible ser en este hermoso circo de la vida.