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Dos reinos y un cofre V





Sus manos abrazaban aquella caja, repasando suavemente sus dedos cada relieve de la plata como buscando respuestas, amparo, palabras...Buscando caricias de padre traicionado, presintiéndolo enojado y observando su proceder loco y arrojado...y buscando caricias de ángel negro y moribundo, cubierto su cuerpo de llagas por culpa del roce de su blanca piel, por culpa de la leve caricia de su torpe alma...




La reina había hablado y los Caballeros del Iris Dádiva partieron de inmediato esquivando la lucha, siguiendo las pautas de su soberana, hasta alcanzar sin a penas dificultades Los Cráteres Azules de Los Altos del Inferorum, cerca del Monte Hermes, asediando primero y atacando de inmediato la casi franca y profunda entrada de la expuesta Guarida..



Lucharon valientemente, no sin bajas y tomaron prisioneros numerosos de entre los que allí había, peligrosas hembras que luchaban como arpías y feroces infantes nacidos en el desconcierto de la ley del más fuerte, peleando entre ellos por conseguir su sustento y preservar su vida...así les forjaban para ser auténticos vástagos, en la supervivencia constante y devorando sus propios cuellos...



Una cantidad importante de ellos huyeron a través de cientos de intrincados y profundos túneles imposibles de localizar, seguramente hasta otras cercanas guaridas rivales más pequeñas donde serían recibidos como alimento...


A los prisioneros se les hizo envolver en gruesos paños que se habían traído para preservar sus vidas protegiéndolos de la hiriente luz del brillante sol en el camino que harían duramte el día, y a salvo de ser interceptados hasta llegar a su destino en los Altos del Caelum, también llamados de Eos por ser el hogar de la diosa de tal nombre que gobernaba la aurora y espantaba los malos espíritus de la noche cerrada.. 


Allí permanecerían los herederos Vástagos y sus madres iracundas, recluidos en las hondas cuevas donde fueron  alojados, custodiados y aprisionados por las luces bellas e hirientes que manaban de la piel de la refulgente diosa Eos... mortales para ellos.... Hermosas fronteras para siempre insalvables...eternas auroras, océanos de blancura divina y rocío prendido y evaporado...



Para entonces la dulce reina ya había partido en secreto junto a un pequeño grupo de hombres en busca de las cuevas donde habitaban las brujas curanderas, llevando el único remedio que quizá fuese capaz de evitar la muerte de Astúico...su ancla, su meta, su vida, el padre de la criatura que habitaba su vientre y ya era su mundo, su futuro...el hombro sobre el que apoyó su cabeza aquella noche, y su único referente en lo oscuro...



El camino era largo y plagado de terribles peligros, de noche permanecían ocultos como alimañas y de día tomaban las rutas más difíciles para evitar enfrentamientos con los terribles Vástagos invasores.


Al fin la arrojada reina subida a las alas de su amor frustrado y sitiada por las fuerzas oscuras del Infrareino Vástago estuvo frente a Fallax Sacedotem, la bruja que tenía en su poder el cuerpo casi exhausto del rey caído Astúico.







 Siamm tomó un frasco de su bolsa y se lo ofreció a la inquietante mujer. Esta lo tomó descarada, lo escudriñó con gesto felino y sin mediar palabra, sonrió con una sonrisa indescriptible y fría..
-Esto vale...
Vertió el misterioso contenido en la boca agrietada, seca y entreabierta del rey medio cadáver...
-Niña ¿sabes lo que es?
-Una vez dijo mi padre que se lo obsequió el último mago Muz y que tiene la facultad de arrancar todo el mal del cuerpo de un ser humano.
-Si...a  cambio de su humanidad...
-¿Qué quieres decir con eso?
-A partir de ahora, si Astúico vive, no volverá a ser humano...pertenecerá por completo a la especie animal cuyas cualidades sean más parecidas a las cualidades de su corazón...y ¿sabes tu, mi reina niña, si un maestre vástago tiene corazón...?

La muchacha de inmediato se asustó y de inmediato respiró profundo aliviada, como agua despeñada que reposa mansa bajo la suave loma soñada...

-Sí, él tiene un gran corazón, hecho de brisa y de luz, de caricias y de amor, él sabe volar los caminos de los altos aromas a vida con los profundos ojos cobalto de su negro corazón.
-Tu mandas mi reina demente...
Contestó la bruja oscura, desconcertante y burlona sin dejar de mostrar esa extraña sonrisa que más parecía una puñalada directa al alma, mientras vertía el resto del contenido del frasco en los labios inertes del vencido rey Vástago.







El ángel negro permaneció inmutable durante siete días y sus siete noches, la niña blanca, custodiaba su sueño, los soldados a su vez custodiaron sin descanso cada movimiento de la sombra de su soberana mientras vigilaban inquietos a sus enemigos a las puertas de la cueva apostados...El octavo día la bruja reía macabra, despertando de su ensoñamiento su entornada y cansada mirada...
-El hombre muere, la criatura vive...


Y un ave negra y enorme, entre rapáz y dragón fugaz, jugueteaba insistente con las ropas con las que Siamm se cobijaba, paró de improviso viéndose observado, era él...mitad dragón, mitad hombre, mitad enamorado, mitad agradecido y aún tenía otra mitad para llorar no poder abrazarla...
Sus ojos hablaban canciones de amor,  canciones de añoranza, sus ojos hablaban palabras sin letras, sin tinta, sin nada...de futuro imperfecto, de rabia...de cariño, de amor secreto, de exaltada liberación y al fin cantaron color verde esperanza...


Y aquel fantástico dragón desplegó sus enormes alas abriendo paso franco entre los demonios a su reina amada...
 Y desde aquel entonces, en el Reino sin Nombre hay un negro dragón custodiando el castillo Real durante el día que se desvanece en las frescas sombras de los sillares durante la noche, desde aquel día, en el Reino sin Nombre hay un misterioso Dragón Monarca.



Y también desde que acabó la guerra y nació la paz, hay una princesa recién nacida, una pequeña princesa alada que con el dulce resbalar de los pacíficos años soñó sueños de alba que le hablaron canciones de flores y vuelos al aire, que le cantaron risas, amores y armonías etéreas y levitantes, mientras con las tiernas hierbas del suelo jugueteban sus pies...


Los Caballeros del Iris regresaron de la guerra sin la cabeza de Astúico, jamás pudieron encontrarle en los confines de su Infrareino desmembrado e inconexo.
 El cofre de plata que portaron para albergar su cabeza jamás albergó nada...significó su vacío la victoria de una reina fuerte sobre unos caballeros vulnerados, significó la conquista de la pleitesía que ella misma había conquistado.


Érase una vez un reino que se perdía más allá del horizonte más violeta y lejano, más allá del mundo conocido, donde los elfos no se esconden entre los verdes del bosque y los dragones vuelan junto a las palomas del río...


Dos reinos y un cofre lV




El desconcierto se había extendido como humo incendiario sobre las tortuosas calles y las cabezas de los ciudadanos indefensos y  espantados por el peligro que desde el Este, se abalanzaba sobre sus vidas, igual que una sombra descontrolada de muerte putrefacta...Muchos partían con sus familias apresurados en dirección opuesta, en pos de una suerte desconocida, otros se apostaban frente al castillo esperando noticias, una luz de esperanza, un resquicio...



Entre sus manos
 un cofre, 
en su mente
 la esperanza, 
frente a ella 
el desconcierto y la duda...
en su corazón 
la verdad que amansa..



El Narrator real llevaba varias horas relatando las espantosas noticias que llegaban de las ciudades de Rhadon y Neimur..El enemigo avanzaba durante las noches como serpiente y durante el día estrangulaba las posibles vías de escape de sus presas con la ayuda de sus aliados del submundo, los diurnos mures, seres semisiones bípedos, que ungidos de cierta inteligencia por el sacrificio de su estirpe a la de los Vástagos Plasiegos del subreino Són, les servían.




Ya habían pasado nueve noches desde aquel encuentro mitad divino, mitad maldito, nueve días de duelo y de muertes sin freno.
Nueve en que los ríos de sangre y fuego manaban de aquellas manos amantes, de quién le habló palabras tiernas de amor y vuelos...Nueve noches habían paseado su coorte de luces y sombras sobre el Reino desde que Astúico había rozado su alma con suave dulzura y había alzado su vuelo imponente sobre las altas nubes, desconcertado de su propia ternura, de su temerario arrojo imprudente...Nueve días de vida había cumplido su hijo en su vientre, uniendo en una sola linea de sangre los dos extremos irreconciliables.





Tras las interminables reverencias y la fastidiosa ceremonia los nobles y caballeros comenzaron sus disputas inacabables acotadas sus fuerzas por los desbordantes acontecimientos, ignorando a la reina, pugnando entre ellos...
Siamm habló casi imperceptible pero imperturbable:

-El Reino prevalecerá, yo comandaré...

Se hizo el silencio y la incredulidad en una reina joven e inexperta, ignorante en las artes de la guerra y la estrategia, que una vez muerto Tarso, tan sólo habían considerado útil para el pacto de ventajosas alianzas, pero a quien debían obediencia y pleitesía.
 Las miradas desconfiadas estaban al menos de acuerdo en ello, pero las bocas, obedientes, callaron...

-Quiero fuerzas de ataque en los Altos del Inferorum, el grueso de las tropas debe atacar su guarida ahora expuesta..
Nuestra gente morirá de igual modo, ellos atacaron antes, ellos ganan la partida pero nosotros ganaremos esta guerra.
Los cuatro grandes pilares de la guerra nombrados por mi padre me aconsejarán, veré con mis ojos su exterminio como Astúico está viendo el nuestro, le quiero a él de regreso a su  nido de maldad para defender lo poco que dejemos, y quiero también poder contemplar su cabeza en un cofre de plata.




-Tarso vivió enseñando y me enseñó respeto y valor, me enseñó respeto por el enemigo injusto y valor para reaccionar con juicio y frialdad, justicia y compasión...



Él me mostró que el árbol más fuerte sabe plegarse manso frente a la tempestad para erguirse tras el paso de ésta. Será la sorpresa y la rapidez nuestra arma, algunos soldados fingirán ser todos y la orden de los caballeros del Iris atacará sus indefensos y confiados confines. Quiero presos a sus mujeres e hijos en los Altos de Eos, donde ellos jamás aventurarán sus malditas alas debido a la esencia Caelum de la luz perpetua.



Fuerza y corazón, difíciles amigos, agua y fuego, luz, sombras, alba y ocaso al fin son tan parecidos...tan necesarios entre si, tan el uno sin el otro sin sentido...



Astúico agoniza por amor incapaz de comandar su propio ejército.. Su arcángel secreto, su amor asesino paga ya con sangre y vida su orden de masacre macabra, ya se arrepiente, ella lo sabe...pero ya no puede retractarla...
Allá, refugiado en las cuevas Sara o Zargarramundi donde habitan sus brujas curanderas, lame sus heridas, perdido en los confines remotos de los Montes Non Levi...aquellos donde jamás amanece y de donde procede la raza de los Vástagos Plasiegos, lugares que están aún lejos de la Guarida hacia donde cabalgan los Caballeros del Iris...



"La una 
entregó sus manos puras,
el otro
 las suyas ensangrentadas
 y tres dones ocultos
 frente a tus ojos claros..
Uno salió volando,
 otro 
leyendo los sones del alba,
 y el tercero,
 aún no lo has forjado".

Con la colaboración de Mikel Beltrán

Dos reinos y un cofre III







La oscuridad se había hecho y el reino ardía..Los nobles preparaban la coronación de su reina niña sin preguntar, obedeciendo el rito ancestral de sucesiones. Todo se desmoronaba rápida y suavemente como sus lágrimas suicidas...El amor encontrado y perdido, el odio recién hallado, el padre muerto y abandonado...El todo, la nada, la luz, el espanto...Y sus ojos dibujaron perdida la mirada en un punto fijo, allí donde se encontraban sus pensamientos espirales que caían sin remedio en el negro y profundo olvido sin fin más desconocido... 
Las damas camareras la vestían para el acto, la trataban con el cariño antes apreciado y ahora tan extraño...El cofre maldito sobre la cama, abandonado como desperdicio desconocido, como cadáver no sepultado...


La mente volaba bajo, y las palabras amantes regresaron, las palabras del hermoso maldito, del asesino, del santo...

-"Tus suspiros de amor y los míos, estos puros por nada manchados, guardemos por siempre nuestra la fuerza impoluta que tú y yo sabemos podría manar entre tu mundo y el mío"

Aquellas palabras que entonces fueron escuchadas de sus labios amados, hoy son rescatadas y repetidas por los de ella a dueto imperfecto y desacompasado...

Tomó indecisa y desobediente el cofre, se sentó obligando a parar en seco su trabajo a las camareras que en silencio aguardaron con las manos entrelazadas pacientemente, y lo abrió entre consciente y soñando...Era hermosa e inquietante aquella caja...labrada en plata vieja, muy vieja y ajada. Con la punta de sus dedos indecisos abrió la tapa y una mariposa en su interior parecía muerta, tanto como su padre hace nueve días lo había estado, la rozó suavemente y alzó el vuelo revoloteando. Las camareras se alegraron y rieron, llamando artificiales la perdida atención de la joven sobre la festejada hermosura del animalillo alado, ella no las escuchaba, escuchaba la inaudible canción de la mariposa que moría cantando...

-Hubo dos reinos que unidos
 un cofre forjaron,
 uno de plata y suspiros, 
otro de profundidades,
 fuego y fango.

 El uno de besos al aire
 y de amor blanco...
El otro de acero ardiente, 
de súplicas y llantos...

Un amor, 
dos enamorados encontraron,
 la una 
entregó sus manos puras, 
el otro 
las suyas ensangrentadas 
 y tres dones ocultos
 frente a tus ojos claros...

 Uno
 salió volando,
 otro 
leyendo los sones del alba,
y el tercero 
aún no lo has forjado... 




La fantástica criatura cayó muerta junto al alféizar de la ventana, junto con el breve vuelo de sus alas, el breve vuelo de su esencia. No era animal sino humana criatura hechizada, suave engaño, inquietante regalo, profundo acertijo que el cuerpo y el alma hiela...

Extrañas ilusiones regresaron entonces por un instante a su corazón torturado ¿Quién era él?¿quién que tales artes oscuras le regalaba...? Quizá su enemigo asesino, quizá el hijo del Diablo mismo, aquel que llevaba sangre humana en sus venas y a quien su propio padre apartó por no ser digno.. Astúico...!! Aquel de quien dicen las canciones de las doncellas hubo de ganarse el perdón del Daemonium, obtener en soledad la maestría en las artes negras, el respeto y la obediencia de su pueblo tras años de abandono en los Acantilados del Dolor, trepando noche tras noche al Árbol del Silencio, de cuyas ramas cuajadas de ponzoñosas espinas manan las estrellas puras, que levantan su  eterno vuelo flotante en la aterciopelada bóveda nocturna y queda... 



El alma de la joven reina había sido secuestrada, un Reino inmenso se postraba a sus pies, agonizante como perro maltratado sin motivo, por un mal superior surgido de las profundidades en busca de sangre, poder y supremacía, en busca del Acabóse mismo...

Munitionem, Víribus Iram, Corege y Ávidus, los cuatro generales fieles a Tarso, caballeros de la orden del Iris Dádiva, aquella que su abuelo, el Monarca Haredón había fundado a partir de las desordenadas huestes del proimperio Dádiva, con la intención de librarlo bajo el estandarte de la unidad de las continuas disputas fraticidas e incursiones macabras de los Plasiegos, esperaban..
Los cuatro curtidos guerreros aguardaban al pié de la enorme escalinata del Trono, postrados e indecisos ante la nueva señora del Reino más poderoso, y como poderosos expectantes, vacilaron ante su menuda juventud y frágil apariencia.





Algunos de los nobles más inquietos y ambiciosos ya habían movido influencias entre los poderosos monjes del Sagrado Iris y los caballeros más influyentes, la unidad se resquebrajaba frente a la posibilidad de un trono débil e influenciable...



Pero las enseñanzas de aquel padre noble y abandonado eran realmente su única y más poderosa  herencia.
 Sola se hallaba, mas sola con ellas...

La Reina niña había conocido la verdad en un solo vuelo rasante de sus ojos empapados sobre las acorazadas cabezas de los poderosos y sus poderosas plantas, y sobre aquella enorme estancia expectante... 



 Dentro de su inabarcable amor y su negra culpa, de su inabarcable culpa y su negro amor, sabía algo que su padre le había mostrado: El roce de una hembra humana ungida en deseo es arma mortífera para el varón de la raza plasiega. Si su ángel es Astúico, en este instante Astúico muere por su victoria y por su amor. Sólo era cuestión de tiempo...



La guerra era entonces otra, la guerra no era visible para los ojos de los guerreros, la guerra estaba en su alma niña y en sus ropas y en sus confusos recuerdos. La paz residía pues en el corazón oculto y vulnerable del enemigo entregado, del enemigo vencido en medio del ataque, en el cofre abandonado, en el aroma a sangre y a muerte, en el alto cielo de promesa a mirada clara y a manos tiernas.. Reside el secreto de esta guerra en el corazón del asesino herido por las dulces armas del blanco aire.

Con colaboración de Mikel Beltrán

Dos reinos y un cofre ll



Las ceremonias fúnebres se continuaron por nueve días y sus nueve noches...el Monarca Tarso había muerto...


Desirée Dolron

La joven heredera siempre había mantenido una especial relación de intima complicidad con su anciano padre...Él era el rey Tarso, señor del Reino Perdido... y era su amigo, su padre, su hermano...Él había sido su referente y su única familia y había pintado las estrellas del cielo una a una para nombrarlas una a una en su compañía...


eldesvandelpoeta.ning.com/profiles/blogs/misteriosa-mujer‎

Y aquel día oscuro en que el ángel enviado de la muerte paseaba invisible su amarga copa sobre la estancia, justo aquel día en que el ángulo del  líquido veneno colmaba su horizontalidad forzada, harta de sus exigencias de egoísta moribundo, tras toda una vida de cariño y abrazo continuo, discutieron agriamente.. tan amarga la disputa como el veneno opuesto al alba...
Ella, joven impaciente por vivir, trató de encontrar lógica a los desordenados desvaríos de su padre moribundo, y marchó para conocer el amor prohibido sin saber que nunca más contemplaría aquellos ojos exigentes y amados, aquellos ojos como ventanas turbias que hablaban de un corazón único, valeroso y bondadoso que siempre rebosó caudales de nobleza,  para derramarla sobre las cabezas estúpidas de la gente, de los nobles remilgados, de los súbditos ignorantes y los soldados embrutecidos de espaldas colosales... 

Desiree Dolron
Aquella mañana, cuando regresó furtiva y llorosa, con el alma y los ojos...y las manos, plenas de la pérdida de su amado maldito, de su vástago de Són, de su diablo alado..con la caja de su amor secreto escondida entre las revueltas ropas, fueron las plañideras y los fuegos funerarios de los monjes Abyssales del templo Dedisset los que recibieron su furtivo regreso.


www.que.es/.../201404070800-juego-tronos-diez-claves-cuar..


Esta visión devolvió de repente al aciago mundo real su loca alma secuestrada...Sus pasos se aceleraron torpes e inseguros, asustada como un pájaro amenazado alzó el vuelo presintiendo la eterna ausencia sin adiós, sintiendo su fracaso filial como una soga que tiraba cruelmente de su cuello, y la llevaba ahogada y en volandas hasta el lecho fúnebre en que yacía el cadáver de su sangre amada, de su padre,  su enseñanza, de su esencia pura...muerto en su ausencia, en su abandono, su desencuentro, muerto en el alejamiento de lo que más quería...


www.imagenesdehadas.org/imagenes-de-hadas-de-la-oscurid..

Se arrodilló ante él aplastada por la culpa sin remedio...ya sin lágrimas, sin gestos, sin queja, mirando el aire  imperfecto...Lentamente bajó la cabeza hasta tocar con su frente las frías losas del templo...y así permaneció, sangrando su culpa sin remedio, odiando la causa, odiándose a si misma, al amor, a los locos sueños...al demonio impasivo y bello que la amó mientras el aliento postrero abandonaba la garganta de su padre bueno...Su alma clama fin, fin de todo, fin de nada,  fin a esta pena inmensa, y clamaba negra venganza su corazón de colibrí pequeño...



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Y los nueve días con sus nueve duelos se sucedieron como se suceden nueve años de dolor y soledad caduca, y los monjes Abyssales cremaron el cuerpo y respetaron el alma...
En sus vestidos, aún el cofre de los suspiros de amor sacrílego, labrado por las manos  encadenadas y sangrientas de mil damas Sionas durante sus mil vidas, la prueba de su culpa... Y en su vientre la misma culpa desatada...


mariaxhe.blogspot.com/2010/07/national-geographic_30.html
Del Infrareino Són, se podían escuchar los cascos de los caballos  beleforontes y el roce de sus armas sangrientas cayendo sobre las gentes indefensas y confiadas de las fronteras del Reino que, ocupado en llorar a su amado rey no advirtió el peligro...El incontrolable Astúico ya había alzado la espada comandando su inmenso ejército de Vástagos sedientos de sangre y supremacía...Y ya caían despedazados los campesinos fronterizos, acercandose como peste imparable y cobarde bajo la oscuridad de la noche y la bruma de la sangre que turba...








Erase que se era... dos reinos y un cofre






 Erase una vez una reina en un reino perdido, la Dama Síamm. Su reino se extendía más allá del horizonte más violeta y lejano, más allá del mundo conocido, donde los elfos no se esconden entre los verdes del bosque y los dragones vuelan junto a las palomas del río.



Era  El Reino Sin Nombre, cuna de los Caballeros del Iris Dádiva los más temidos luchadores que nunca se vieron en los lejanos confines del ancho mundo. Ni los Vástagos Plasiegos más hábiles del Infrareino Són, temidos por sus sangrientas y oscuras masacres se atrevieron en siglos a retarles sabiéndose vencidos antes de comenzar tal combate, por su destreza en el uso de las armas, su inteligencia sin límite y probada lealtad a su rey, el Monarca Tarso, hijo de Haredón , hijo a su vez del semidiós Hispaico, a quien aún se adora en los templos Fástidas.


Sin embargo, grandes peligros oscurecían lentamente el destino del Imperio de los hijos del Reino sin Nombre, el rey Tarso exhalaba su último aliento tras meses de cruel enfermedad y las armas de los caballeros de Son ardían pidiendo sangre para sus aceros fríos y sus gargantas sacrílegas, manando odios por largos siglos fundidos, buscando con ansia enemigos que conquistar para subyugar al poder de su joven e incontrolable rey Astuico..




La Dama Reina fue niña y fue joven una vez,  cuando sus alas de esperanza fueron aún prendidas a su piel,  y aquel lejano día sus sueños le hablaban canciones de flores y vuelos al aire, risas y amores, amores y armonías, mientras con las tiernas hierbas del suelo jugaban sus pies...


Pasó en ese momento entre sueño y lucidez la figura de un ángel de alas negras y blanca faz que levemente inclinado para apreciar su rostro la hizo enrojecer...El joven caballero alado de corazón oscuro y negrura en el mirar, apartó dulce y suavemente un distraído cabello que a ella le cubría el rostro asustado aunque ilusionado, ante la imponente figura...Pareció querer decir algo, sus labios se desplegaron levemente..y hablaron como si siempre hubieran hablado...Compartieron y amaron el amor loco y prohibido, el de la hija del poderoso rey Tarso y el desconocido guerrero oscuro hijo del reino Son, amor sacrílego entre la luz y las sombras, amor imposible que pondría sus vidas y las de sus pueblos en peligro... 
Al morir la luna decidieron guardar silencio por sus vidas y sus pueblos...Ella lloraba en el adiós con lágrimas de rebelde incomprensión...el joven tomó de sus alforjas un pequeño cofre...


-Un día serás la poderosa reina de mis enemigos, dulce ángel, y yo tu cautivo y desde este momento ya rezo impaciente para yacer bajo tus blancos pies sometido....Volveré a mi reino de sombras y sangre a esconder el fulgor de mi corazón bajo la grieta más profunda entre las ardientes rocas del averno, como un cobarde...Hasta entonces guardaremos en este cofre tus suspiros de amor y los míos, estos puros que aún nada manchan. Guardemos por siempre nuestra la fuerza impoluta que tú y yo sabemos podría manar entre tu mundo y el mío...
-La que sería reina asintió bebiendo la sal de sus lágrimas, buscando con el roce de sus dedos las de él que aún no manaban, no habló y sumisa como hoja, dejó que el adiós se consumara...


-Dulce niña de cabellos enredados, no abandones tu sueño, continúa persiguiendo tus vuelos de loco amanecer, pero, pequeña criatura de piel lucero, un día volveré..Cuando los ángeles mientan y los hombres vuelen, cuando el acabóse llegue a su comienzo, ese día buscaré la blanca luz de tu lejana alma afín...


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