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La aguja mágica..

Esse Imaginaria




La aguja mágica..

Hubo una vez, una vez hubo un bosque en medio del mundo, más allá de la tierra de los dragones del fango, más allá aún de los lagos de fuego y de las colinas profundas..

Hubo una vez, 
esa vez hubo 
un bosque encantado..


Tom Bagshaw

Y el bosque encantado se hallaba entre dos lagos de mercurio; A poniente, el  Dagda, habitado por un número impreciso de deidades olvidadas del mundo antiguo y del cual manan de contínuo vapores inagotables y sones de lamento, sueño y risa, y el Sucellos a Levante, capaz de fertilizar las tierras eternamente en todas las épocas y condiciones, aunque venenoso y de superficies espesas y lentas que reflejaban los cielos..
Al norte se alzaba impetuoso el Acantilado del Non Plus, al Sur las montañas deKanchenjunga..
A menudo las soledades se paseaban en grupo, como ánimas asaltando a los viajeros para robarles el ánimo, de manera que éstos quedaban deshauciados y perdidos sin remedio en sus frondosas espesuras..Otros muchos seres que no existen en otros lugares ni tiempos campaban por el bosque a sus anchas, por eso las gentes le llamaban el Bosque Animarum

https://www.tumblr.com/.../mechanical-in...

En la aldea Pírios, desde donde se podían ver las respetables alturas de sus abetos, habitaban las gentes prácticamente aisladas del resto del mundo, salvo por un estrecho y peligroso desfiladero que atravesaba las montañas..
El alcalde Bramm, era un hombre importante en la próspera Comarca Semotus y pronto ordenó construir una enorme casona para su esposa Matilde y sus dos hijas, la hermosa Laura y la pequeña y dulce Angela..

La vida en la aldea transcurría sosegada y próspera entre el trabajo de las huertas, los artesanos, los herreros y el mercado diario donde se reunían los intrépidos forasteros con sus productos. Aquel día la pequeña Laura buscaba junto a su madre entre las preciosas telas que traía un jóven mercader..Tules, sedas, adamascados, lino, algodones..Agujas nacaradas para tejer lanas y para coser vestidos, cojines preciosos, lazos para los cabellos de las damas más finas..Ángela soñaba con las historias que su hermana le había leído de los libros aliena que su padre trajera de sus viajes a la lejana ciudad Procerior, donde en su juventúd hizo negocios que le enriquecieron..La niña tiró suavemente del vestido de su madre..
-Quiero una aguja nacarada para bordar como me enseñaste, madre..
-Matilde, con esa mirada de indescriptible cariño que se tatuaba en sus enormes ojos castaños cuando se hallaba en presencia de sus hijas, sonrió levemente y procedió a examinar las agujas que el jóven mercader portaba, deshechando una, apartando otras... Ángela la obsevaba excitada con gesto de pajarillo impaciente ante la luz primera del alba..
De repente Matilde, sin saber porqué separó una de entre las otras y la levantó sobre su rostro exponiéndola y exponiendose a un rayo de sol que se filtraba entre las ramas de los árboles de la plaza..La aguja brilló de un modo especial, inaudito, mágico, su rostro la superaba..
-Esta..!
-Dijo decidica al mercader sin apartar la mirada del impresionante brillo que de ella manaba..
-Cual es su procedencia?? Nunca vi una parecida..
-De más allá del desfiladero, de las vestas dogmas de un convento de artesanas..La quiere o no?
-He dicho que la quiero, muchacho..
-Treinta pecunias..!!
-Bramó arrebatado el tendero extendiendo la mano exigente.. 
-Matilde miró al muchacho sorprendida de su tosca insolencia y soltó altiva la hermosa pieza, que dejó latir el brillo de sus relieves entre las demás. Tomó de la mano a la niña y siguió su camino..
-Madre, no me compras la aguja??
-Matilde  liberó un profundo suspiro, se detuvo en seco y se inclinó mirando fijamente a la niña..
-El mercader es maleducado, Ángela..Encontraremos otra cosa que te guste en el mercado..
-No quiero al mercader madre, sólo la aguja, para el bordado del bastidor... Laura también querrá una igual, es tan hermosa..
-Al fin madre e hija abandonaban el mercado con dos agujas de nácar..
El mercader sonreía y sin perderlas de vista cerró su carromato y desapareció en los límites de la ciudad cerrada. Enfiló el desfiladero y se detuvo a unos cien metros de una gran roca junto a un enorme abeto. Parapetado junto al tronco, casi oculto entre las sombras asomó un ser embutido en una capa que lo cubría casi por completo. Acercándose al chico le susurró al oído con voz de viento nocturno:
-Entregaste la aguja??
-Si, ahora déjame libre..
-Contestó el falso mercader en medio de un mal contenido escalofrío
-Marcha, y no cuentes a nadie lo que aquí viste.

Continuará..


©Alfmega Marín


Para Ángela, una niña muy especial, de esas que jamás perderán ese don natural de la felicidad..Besos chiquita..!!





La Casa Cruz II

Esse Imaginaria




Pasaron los meses y padre no llegaba. Pasó de largo la primavera ocultando sus trinos tras las piedras del patio que me tapiaba la mirada, y nunca vi a nadie más que al ama y su estampa ajena... Pasaron tantos anocheceres que a solas pensaba que el pueblo entero, la costurera, el molinero, el mozo, las criadas y hasta los perros de la casa debían pensar que también había muerto la señorita desdichada. 


Y ahora era el ama Berta quien regentaba la Casa.


cuadrosmuybonitos.blogspot.com/.../cuadros-de-pinturas-de-

Cuatro meses transcurrieron lentos como húmedos reptiles sobre los ocultos cimientos de mi alma.  Cuatro meses, ciento veinticuatro días con sus tantas noches iluminadas, pasaron todos ellos con su nauseabundo olor a cenizas desperdigadas, pasaron todos ellos sobre mi cuerpo poseído por lagunas de lágrimas saladas, sobre mi alma y mi soledad tapiada.



tiogilito.es/.../AURELIO%20TOLOSA%20ALSINA.%20ATA.


Aquella mañana se encendió grácil con las ascuas de los revoloteos de las golondrinas que al otro lado de la tapia se escuchaban excitadas..  Yo imaginaba que hacían sus maletas para viajar a lugares más templados, y soñaba despierta que partía con ellas... Imaginaba que en sus pequeños zurrones apretujaban sus ilusiones y esperanzas, amores y todas sus doradas albas soñadas.
 Aún acostada imaginé su viaje, seguramente al sur de Andalucía, sobrevolarían las regias torres y los anchos valles, ríos de frescas aguas flanqueados por ejércitos de adelfas rosas y blancas...Cruzarían marciales y ordenadas el Estrecho de Gibraltar y tomarían las tierras más soleadas de esos países sureños donde viven gentes extrañas de piel  oscura que jamás conocieron mi fe ni las costumbres piadosas de nuestros ancestros. 

Ernesto Castillejo Ramos

Padre tardaba demasiado. Pregunté por su llegada al ama Berta aprovechando sus rápidas incursiones en mi mundo tapiado. Pero ya el ama no me hablaba, parecía su mirada avergonzada de sí misma, porque ella ya no era más el ama..Sus vestidos eran suntuosos y su enorme y siempre convulsa pechera de potra vieja se adornaba con las joyas de mi abuela Amalia, las que mi madre nunca usara por prudencia, sencillez y respeto.

cuadrosmuybonitos.blogspot.com/.../cuadros-de-retratos-nina..

Su única respuesta fue que en adelante, evitase traer ella misma el agua y la comida que a diario me servía poco antes del alba, y que ahora me las trajera una criada desconocida que podría tener mi edad. Era una criatura dulce vestida con un uniforme de servicio que le quedaba grande y la hacía tropezar. Siempre parecía estar horriblemente asustada por un invisible inquisidor que yo no conseguía encontrar aunque sí imaginaba. Muy pronto noté que era incapaz de hablar por los extraños ruidos que de vez en cuando daba por respuesta a mis insistentes intentos de conocerla y entablar conversación. Para mi ella era la vida, alguien que aún tenía la dicha de habitar el mundo real.

─¿Cómo te llamas? Oye, muchacha, dime ¿Cómo te llamas..? Yo me llamo María..No te vayas tan pronto y come un poco conmigo..

─Pero ella se conducía siempre escondida tras una dulce mirada esquiva, como la que porta el animal golpeado y a penas me miraba fugazmente extrañada y confundida. Al fin se marchaba recogiendo los cubiertos del día anterior y sus fastidiosas faldas para no tropezar.

ulpilex.es/veritas/photoland/william-adolphe-bouguereau/

Aquella mañana en que las golondrinas iniciaban su escapada mi alma deseaba escapar con más fuerza que nunca convencida de que padre, por alguna razón no vendría. Posiblemente nadie envió misiva para él, si, con toda seguridad padre no vendría...Sin saber porqué recordé entonces cómo el abuelo pasaba las tardes de invierno leyendo al sol del jardín delantero, y a su sombra los veranos..Recordé desorientada no se porqué, aquel extraño libro de tapas irregulares que yo, intrigada quise un día leer de sus sabias manos y que jamás volví a ver.. 
_No, María- Dijo entre risas nerviosas- Este es el libro de la historia maldita de los Cruz, o porqué crees que llevamos este nombre??
-Y levantándose de su mecedora de lectura entre quejas y crujido de huesos se lo llevó a saber dónde..Jamás recordé ese libro, hasta hoy..

La tapia del patio era alta y a penas dejaba ver el tercio superior de los cuatro cipreses que daban entrada a la fuente de la casa: Dos a la derecha, dos a la izquierda, el segundo de la derecha tenía su copa torcida hacia un lado y ésta se bamboleaba díscola e inquieta. Cuando la miraba un buen rato parecía hablar con la voz del árbol que decía:

─"Márchate desdichada María, marcha en esta dirección que te indico incesantemente, que ya estoy cansado de advertirte día y noche el camino. Pero insisto e insisto porque sé que eres humana y te cuesta entender el sencillo lenguaje de las flores".

Divertida la charla de la conífera insistente, mucho más que mis recuerdos del pobre abuelo y su historia secreta, por suerte el árbol era perenne y jamás me abandonaría..

Estaba harta de ver pasar los días en tan absurdo encierro, en tan sin sentido olvido..Ningún conocido de la familia, ningún amigo de mis padres...No teníamos familia directa cerca que se interesase por mi estado, pero sí muchos amigos del pueblo, el maestro Matías, el Dr. Rubén, el padre Tomás..Nadie, nadie vino a verme o quizá si..

La nueva criada se acercó a la puerta cargada con las viandas, la esperé impaciente mientras la escuchaba recolocar los cubiertos que había ido desordenando en su caminar vacilante...Rotó la pesada llave en el interior de la puerta y la empujé violentamente para tomar el pasillo que gira a la derecha y después al vestíbulo principal. Pero mucho más larga fue la carrera en mi imaginación que en la realidad..Tras pasar sobre la pobre chiquilla caída entre tostadas y arroz me di de bruces con mi inesperado carcelero, Manuel, el antiguo cochero que esgrimió orgulloso su mueca macabra, me agarró del brazo con tal fuerza que me levantó del suelo y en volandas me arrojó de bruces en el fondo de mi habitación, mientras gritaba horribles amenazas y maldiciones y profería insultos que hacían daño contra mi y mi familia muerta.

 Aquel día no comí, no me importó sólo beber la sal de mis lágrimas...Aquel día supe que jamás me sería posible seguir el requerimiento del ciprés ni la estela de las golondrinas afortunadas. Aquel día sólo pude soñar el recorrido de los renglones secretos que mi abuelo me ocultara.

La Casa Cruz I

Esse Imaginaria



 Las tarimas polvorientas del suelo color caoba, crujían, se quejaban rotas, raídas y añorantes de las pisadas perdidas para siempre de sus habitantes,  recordaban las carreras de los niños y la cadencia rítmica de la madre y el abuelo...en vano.

El ama se había ido al mercado del brazo del cochero, ese hombre tan enjuto y serio, que paseaba de vez en cuando una mueca que le hacía parecer el reflejo de un mal sueño...Manos sucias, sombrero pequeño y ropas zurcidas por cien mil recovecos. Ella, el ama, era una mujer robusta y macabra, respiraba hondo a cada momento, como si una enfermedad de los pulmones la obligara, pero creo que sólo era su ansia de poseer todo bajo control, hasta el aire libre que baja del cielo..

circuloatenea.com/2013/12/10/william-adolphe-bouguereau/

Cuando yo era feliz, estaban mis hermanos pequeños, estaba mi madre, estaba el abuelo, el olor a regaliz y a arroz con leche, las manos prendidas, las risas y los juegos..Ahora solo está el inmenso agujero de la casa y las sombras discordantes del ama Berta y el cochero Manuel, seres silenciosos y extraños que se mueven con ritmos incomprensibles, que cuchichean y me hablan rara vez y rara vez me entienden.

Sé que aquellos pasos perdidos de mi familia  recordada no volverán. El incendio calcinó sus huesos aquel día en que la pequeña Marta dejó caer en el fragor de sus locos juegos de ángel  el candil del cobertizo sobre la paja seca. Madre corrió a sacarla, Pedro el mozo de la caballeriza, María la cocinera, el abuelo...incluso el pequeño Samuel..Todos entraron en aquel infierno para ayudar a mi pequeña hermanita y el techo les sepultó en puras llamas asesinas y lentas.
Fue un accidente, una desgracia sin remedio...

Toda la comarca no habló de otra cosa durante un buen tiempo, la casa grande, la Casa Cruz y sus habitantes habían ardido... Y ya se callaron la voces y se secaron mis lágrimas pero mi esperado y siempre ausente padre aún no regresaba. 
Recuerdo aquel día terrible. Yo volvía del pueblo caminando tranquila la vereda del Puerto Viana y dejé ir al cochero para pasear. La distancia es corta y el paisaje un sueño.Los olores a pino y romero, el lago de Espiel a la izquierda plagado de patos escandalosos, los árboles a ambos lados igual que vigías susurrantes, los pájaros libres como almas mansas, el viento cálido que anuncia vida sobre la cara...Estaba feliz y sólo pensaba en si habría dado las convenientes directrices a Carmen la costurera que me hacía mi vestido largo de primavera. Ya tenía doce años y mi querida madre deseaba que lidiara con mis cosas por mi misma para llegar a ser en el futuro la señora de la casa Ruiz Cruz. 

En primavera sería la celebración anual en la Casa. Todos los vecinos estaban invitados con la única premisa de ir ataviados de verde, el color del viejo  estandarte de la familia. También asistirían las familias amigas que vendrían de la ciudad. Nadie lo sabía pero esta había de ser mi fiesta porque, después de pensarlo mucho tiempo, mi madre me había dado permiso para asistir como lo hace una señorita adulta. Sería esta mi iniciación, conocería a mis posibles pretendientes, algunos ya invitados de la familia...

Mi madre era una mujer de cierta fortuna y linaje que había heredado de sus padres, y era además una persona sensata hasta el punto de saber desafiar al mundo para, en contra de las costumbres establecidas, casarse por amor con mi padre, un aventurero que la hizo muy feliz durante un tiempo. Ella vivía la realidad de una mujer destinada a representar su papel de dama, esposa y madre y abrió sus manos mansas para darme un regalo poco frecuente: la libertad para escoger al pretendiente que yo deseara, noble, rico o sencillo jornalero, porque ella, más que nadie sabía que ni la nobleza ni la hidalguía reportaban felicidad..

 La Casa Cruz, como la llaman en los alrededores, había sido construida por mi bisabuelo que había recibido tierras y privilegios en pago por su noble servicio a España, siendo heredada por la familia Cruz junto a su convulso legado. 

 Cuando cruzaba el puente Robles sobre el arroyo vi la columna de humo y temí lo peor..Tomé mis faldas que repentinamente me parecieron engorrosas y corrí hasta que me dolía el estómago y después corrí, mucho, mucho más...

 Cuando llegué el ama y el cochero miraban el inmenso fuego del cobertizo con las miradas y los brazos cruzados...Algunos campesinos, el señor Gómez y Enriques, el molinero, se apresuraban junto con otros muchos que habían acudido alertados desde los alrededores para ayudar con cubos de agua. Las criadas Mariam y Raquel lloraban desconsoladas y los mezquinos curiosos curioseaban...Los perros ladraban desorientados y el aire era irrespirable.

-¿Y mi madre, ama?...¿Y mi madre..?-Les grité..
Se quedaron mirándome y mirándose entre ellos, ama y cochero, como  sorprendidos...Los segundos parecieron vidas...Entonces el ama me tomó del brazo rápida y enérgica..
-¡Ve dentro María!, ¡Ha habido un accidente!
-¡Y mis hermanos? ¿Y Marta y Samuel...? ¿Dónde están?¡ No pueden estar ahí ama..! ¡No están ahí, dime, por favor...! ¡Y el abuelo..! ¿Dónde están..?
-¡Ve dentro te digo, María. Ha habido un accidente y están todos ahí, todos están muertos!
Menos mal que tu estás bien, ve dentro, vamos..
-Yo no quería moverme, y no estaba bien y si estaban dentro había que sacarlos ¿No? Y forcejeaba entre tirones de brazos y falsos consuelos... No, no era verdad, no estaba pasando aquello...Debí volver a marcharme y regresar de nuevo !Debí volver el tiempo atrás...!

Sólo recuerdo que acabé a empujones en mi cuarto encerrada con llave mientras veía por la ventana cómo el paso de las horas, cómo el transcurso del tiempo convertía el cobertizo y mi vida toda en un montón de cenizas y el aire entero en un nauseabundo elixir de muerte irrespirable.

Al menos un par de meses más tarde del incendio mi padre debió recibir una misiva con la horrible noticia. Estoy segura de que debió ponerse en camino de inmediato como lo estoy de aquel recuerdo que atesoro a sonrisa ancha y manos abiertas, pero la travesía desde Las Indias es larga y peligrosa. Sólo ansío su llegada para salir de esta casa cansada y vieja. Tengo miedo y me siento encerrada, sola y muy, muy culpable...


circuloatenea.com/2013/12/10/william-adolphe-bouguereau/

Seguro que si yo hubiese estado en casa aquel día y no mirando pájaros y soñando pretendientes y futuras alegrías de niña remilgada hubiese evitado que la pequeña Marta dejase caer ese desafortunado candil...Siempre cuidaba de ella, mientras mi madre hacía sus hermosos bordados..Era mi responsabilidad, mi muñeca querida y tierna...

Y ahora quiero que mi padre me libere de esta pena que me ahoga..Pero ya casi no recuerdo sus facciones, yo era aún demasiado pequeña para retenerlas cuando él partió hacia las Américas. Sólo retengo su sonrisa ancha, su alegría y sus manos siempre prestas al juego y la caricia...

Según he oído al abuelo, mi padre es un valiente soldado de su Majestad tal como lo fue el abuelo un día en su juventud. Hizo algunos negocios en las Indias que le llevaron a amasar su propia fortuna, la misma que perdió en juegos y apuestas...
Pero su llegada se demora y el ama me ha prohibido tomar clases y salir de la casa porque, según ella no es cristiano que la señorita Cruz ande retozando montes y jugando con la chavalería del pueblo...
Así que debo crecer aquí encerrada, sin sol para preservar  mi blanca piel, y bordando miles de pétalos de flores muertas, sola...

Mi natural desobediencia no podía tolerar este encierro y aún menos mi ama mis constantes insolencias, por eso una mañana descubrí mis estancias cerradas con siete llaves y las hermosas vistas de mis ventanales desaparecieron tras los altos muros de un nuevo patio mandado construir por mi ama Berta.

  Y ahora me hallo en esta parte de la casa encerrada, escuchando el lamento de las lamas caoba del suelo solitario de esta monstruosa casa abandonada por casi todos sus dueños. Ecos sobre ecos y sobre más ecos aullando día y noche en cada rincón de esta casa ahora tan oscura y secreta... Y la sombra del ama lame las paredes y los pasillos muertos en un deambular extraño con su entremirar oscuro y siempre imperativo, Sólo me habla para recordarme mis obligaciones y mi trágica irresponsabilidad en el día del incendio...

La biblioteca de la casa estaba muy cerca de mis habitaciones aunque fuera de mi alcance ahora.  Siempre fue un lugar mágico para mi..Sus tantos libros viejos y polvorientos me llamaban, yo sabía leer muy bien y mi abuelo Miguel me mostró el gusto por la aventura vivida a través del papel impreso. Pero el ama dice que es indecente que una señorita ocupe sus horas en aventuras de desconocidos y descabezados personajes. 

No me queda ya nada y sólo debo bordar miles de dechados amarillentos, tocar el insistente piano bajo el enorme retrato del señor de Cruz, mi bisabuelo, sin más compañía que la de mis pesadillas y mis pocos sueños... Y dormir, dormir miles y miles de horas entre las paredes de la casa para convertirme en una señorita respetable y blanca que lleve con honor el nombre de la familia Ruiz Cruz.

Pasaron los meses y padre no llegaba. Pasó la primavera ocultando sus trinos tras las piedras del patio que me tapiaba la mirada, y nunca vi a nadie más que al ama, su voz y su estampa ajena y macabra. Pasaron tantos anocheceres que a solas yo pensaba que el pueblo entero, la costurera, el molinero, el mozo, las criadas..y hasta los perros de la casa debían pensar que también había muerto la señorita desdichada. 


Y ahora el ama Berta era quien regentaba la Casa.

 La sala era oscura y al fondo del pasillo se movían las sombras al son de las brasas color púrpura. Era libre la oscuridad en aquel lugar y entre tanto la luz reinaba fuera encerrada sin saber de mi existencia sobre la cárcel de los cielos azul y las flores frescas. Pero la luz del día ya no se resignaba más a su encierro en mi ausencia y la luz de la brillante vida se escapaba en mi busca entre los recovecos de las cerradas ventanas y las tapiadas puertas... 


El despertar II



El bosque se encorvaba cada vez más sobre su cabeza, como observando su desconcierto, su pérdida...como un manto fúnebre y bello que le arropaba frío y en silencio...






 Nemi, desconcertado del  profundo vacío de sus ideas volátiles como flashes, se sentó, intentando poner atención, cazar un momento fugaz como  pájaro asustado, un pensamiento que arrojase luz sobre su cabeza vacía y oscura, donde sólo los ecos danzantes de las ideas perdidas habitaban como ráfagas oscuras y malvadas, como las hojas que por el suelo corretean sin orden empujadas por la fuerza de un viento salvaje y desconocido..
Sus pies descalzos y enlodados, fríos y maltratados hablaban de un largo camino que no recordaba, los restos de su negra camisa, de un aún más negro suceso perdido entre las negras hebras de sus alas en tembloroso retroceso de asombro y miedo... Sus manos, extrañas...no decían nada, calladas como brujas interrogadas, impávidas ante una hoguera de dudas macabras, y los bolsillos vacíos como su vacía alma secreta y lejana...



El alba se anunciaba entre los árboles con los dorados porvenires de un día sin preludio. Se levantó de nuevo, como si levantase con sus delgadas fuerzas maniatadas un herrumbroso mundo  empapado y ahogado en el negro lago del desconcierto...pesado, sin rumbo, demasiado tarde...agotado, quieto...



Anduvo inmerso en su negro vacío sin resquicios, bañado por el sol de la mañana que anunciaba trinos ajenos, flores impertinentes e impertinentes vuelos de aves alocadas...Alzó la vista y allí estaba aquel valle amapolado y verde manando rocío, manando calma, manando niños  que jugaban corriendo unos tras otros, su madre ajena los llamaba, a lo lejos un pueblo de cuento de hadas se debatía entre la bruma de la mañana y los imposibles rayos horizontales de un sol de alba...



El grupo de repente reparó en su presencia y sus juegos y sus risas desaparecieron en el aire perfumado, sus ojos de extrañeza y temor dibujaron su figura, pudo verse en sus sorprendidas pupilas asustadas, se conoció en un segundo como se conoce la muerte cuando la piel es fría y blanda.
Pudo descifrar en un segundo sus pasajes olvidados, indefinidos minutos, translucidos sucesos, malos tragos..tragos densos y entrelazados con las entrañas de un extraño ser perdido y secreto.... Naturalezas opuestas a esos niños, flujos que corrían por sus venas violentas y espesas, demencias, sangre y negras sombras de diablos..unos temerosos, otros sin cabeza, sus hermanos profundos y perpetuos...



¿Era locura, pura demencia, síntoma de enfermedad o realidad del pasado..? ¿Eran extraños sus pensamientos distorsionados o eran fieles recuerdos del pasado dibujados en los gestos de unos niños asustados?
¿Qué vieron en él que les causó espanto....?
Ellos corren a sus casas a atrancar las puertas con cerrojos y palos, los hombres acudirán pronto a buscar la bestia, con armas, coraje y valor de padres y hermanos.








El despertar...




La luna hacía su camino alzada sobre la noche helada, miraba hacia abajo con su lejana altanería, la inalcanzable, la siempre nombrada...Los árboles del bosque se entrelazaban en un verde edificio de hojas y de ramas, los oscuros murmullos verdinegros, caminaban las sendas ocultas y los ocultos claros tan negros y tan fríos como dagas...




Las nubes eran claras telarañas aireadas por el viento que atravesaban raudas como lúgubres sábanas el profundo firmamento, acariciaban impertinentes a la luna que las miraba callada arrebatarle  su reinado por un momento... La noche en el bosque Cinereo era pura y fría, misteriosa y fundida en sus negras luces como un lamento...Nemi caminaba envuelto en las tinieblas de la reina noche y en las de sus perdidos pensamientos desconectados...Acababa de despertar en aquel bosque inconexo, inconexo el bosque y su cerebro...Miró  alrededor sorprendido y extraviado, sin saber...buscó en el paisaje una explicación a su existencia, a su identidad y las ocultas razones que le habían llevado a despertar en aquel aislado y lúgubre lugar de no sabía que país o tiempo...
¿Qué pasaba?¿quién era y qué hacía allí...?





Se había levantado de aquel suelo empapado de la lluvia reciente...primer recuerdo, como extraño bautizo de noche sobre la frente, como nacimiento, como único despertar...Y comenzó a caminar, buscando entre las ramas y las brumas una explicación, mirando sus pies descalzos mientras esquivaban piedras vestidas de negro musgo y los charcos que reflejaban las estrellas indecisas y aquellas ropas negras, extrañas y raídas... rotas...Se paró para buscar en los bolsillos, nervioso ya, consciente al menos de su desamparo, buscando explicaciones en los pliegues de su camisa, en el aspecto de sus jirones ajados, tan extraños para él como sus propias manos.





El tesoro..... la dulce sonrisa....



Había una vez una ciudad erguida sobre el violeta del arcoíris más oscuro e imperfecto, que servía de mágico techo al valle de las almas perdidas....





Y esa vez había en sus casas y sus calles miles y cientos de rostros grises y cautivos de la búsqueda del tesoro de la vida, cautivos de la búsqueda para la que todos nacieron, la del perdido tesoro de la dulce sonrisa....Todos buscaron afanados y encorvados, bajo los muebles, sobre los tejados, buscaron en los bolsillos de los mendigos y en los cajones abandonados.....en los pasamanos de las regias escaleras de los 
imposibles palacios, entre las viejas monedas escondidas y en el brillo de los ojos más hermosos y adorados.......Pero nada había, el tesoro de la vida seguía oculto bajo el interminable y desesperado llanto.....



-Madre, es difícil para mis piernas inexpertas escalar las empinadas montañas de esta dura ciudad perdida entre las espesas brumas negras y grises, de olores a muerte temprana y a alegrías olvidadas y perdidas....Es tan alta la cumbre por escalar......es tan alta esa cumbre que yace hundida y olvidada... es, madre esta vereda tan dolorosa y altiva ....  esconde el secreto y se yergue empinada sobre montañas de lumbres de tiernos huesos encendidas....es muy alta, madre......... demasiado para mis delgadas fuerzas extinguidas......



Escalar las veredas de la ciudad perdida en busca de la felicidad lejana e incierta se llevó todas mis fuerzas para enterrarlas en algún profundo agujero y allí quedan junto a mis anhelos desatados, mis lápices negros de dibujar universos dorados y mis interminables te quieros jamás escuchados........ Buscando la felicidad perdida entre estas calles despierto, buscando la cordura entre mis pensamientos impares caigo al ocaso rendida, buscando nadas.......trepando, trepando....perdida..buscando el más grande tesoro, el de las gemas más escasas y valiosas....el ansiado tesoro de la suave risa despeinada...





-Hija, ya la ciudad perdida  fue hallada y no lo supiste, la ciudad ya no tiene sus calles empinadas,  porque es perdida la esperanza para quienes buscan encontrarla escondida, recibirla regalada, para los que esperan hallar la alegría ya no hay nada........



-.No está en los reflejos de las perdidas pupilas que pasean su anhelo....... entre las calles intrincadas, en lo más alto de su cumbre sin nombre.... jamás hubo cumbre, jamás hubo escondite, porque la sonrisa que buscas nace en otra parte.........allá donde sólo los castigados y nobles corazones de los precipitados ángeles conocen...
-¿Dónde madre, dónde puedo encontrar el vuelo de una blanca sonrisa posada sobre mi aliento, dónde sino en un lugar desierto aún no hallado, en un cofre robado......entre los pliegues de los ropajes de la gente, en las esquinas de estas calles sin dueño.....? 


-Dime niña, ¿porqué sonríe el solitario? dime si puedes ¿porqué lo hace el hombre que siente dolor, porqué el que vive sin nada recogiendo tus quejas interminables?......... Dime, cariño ¿dónde encuentra el pobre su alegría sin nada en las sucias palmas de sus vacías manos, nada con que poder fabricar alegrías, con sólo el  blanco frío y la negra hambre?



-Un hombre no encuentra la alegría, mi niña, un hombre no busca la sonrisa en el rostro de nadie......un hombre, hija mía, sabe fabricarla ladrillo a ladrillo de nada sobre nada con la masa de su propia sangre.....Sabe construir castillos de risas con ladrillos de lágrimas....el hombre, hija mía es el cofre del tesoro, dentro de él reside la cumbre de la vida, dentro de sus ojos está el universo sin paredes de inmaculadas fachadas infinitas. 
Tu decides qué fabricas con tus cuitas, montañas de quejas vacías o tesoros de luces ingrávidas de transparente reflejo y de vida inagotable, de olor a sal marina y vuelo blanco de ángel..... para regalar, para echar a volar en un vuelo perfecto y rasante sobre las sombras más oscuras iluminando almas perdidas, alimentando hambres......



Tu decides, mi niña...fabricas milagros volátiles y perfectos o buscas para siempre lo inencontrable, mueres la vida eterna de la pérdida, la espera y la búsqueda o naces de tu claro aliento para planear siempre como alto vuelo de ángel blanco enamorado de la vida liviana, sobre las lejanas brumas que convertirán en mieles el roce inmaculado de tus blandas alas, bajo los profundos hoyos subterráneos que el brillo de tus ojos abrirán al infinito cielo de reflejos perfectos e impalpables....beberás lágrimas saladas que tu alma de secreta belleza trastocará en furtivos brillos bajo tus párpados de seda, en sonrisas claras que cantan alocadas trovas a la luz jamás hallada, jamás perdida, a la pura luz de tu alma bella.