Tormenta

El prado de Proserpina



Hoy la noche brama, el viento llama a alguna aldaba invisible y sobre los cristales la lluvia canta. 
Se acerca la tormenta, y mi soledad circundan los espectros; susurran las hadas.
La noche brama, las nubes altas viajan, y mis ensueños tardan en mecerme en sueños, la mente viaja.

Miles Aldridge

¡Qué inmensa se ve la soledad cuando me arremolina en su epicentro...! Me seduce la tormenta, que hace temblar los cristales y llorar las almas.
La fuente calla, y el clamor de esta noche me habla al oído que no estoy sola, que tú estás cerca y escondido tras el majestuoso estruendo que me llama por mi nombre con tu voz helada.

Versos rojos

Recurrentes




Entre el sueño y el recuerdo, 
entre la esperanza y la ficción, 
justo en el estrecho hueco que queda
 entre mis párpados encorvados
 y las hojas caídas anoche
 sobre el suelo de esta habitación...

Entre las horas de la mañana ilusionada
 y el soberbio caudal rojizo del ocaso bello,
 se hallan tu sonrisa y tu llanto caprichoso y blanco buscando el interés de estos distraídos ojos
 color vago intenso.



Domestika



Perdona si no te presto atención, 
mi arcángel viejo, 
mientras prefiero soñarte
 en mis sueños y en tus sueños, 
llenos de sonrisas imperfectas
 y perfectos cielos.

Castillos de quehaceres te invaden, 
ángel caído y enamorado del pasado, 
mas yo no encuentro tiempo 
más que para susurrar poemas fallidos
 sobre el viento del aliento impoluto
 de aquellos gorriones inquietos.

Déjame soñarte, 
y no estorbes este edén de claroscuros y secretos, 
que en él tu mano sobre mi mano podrá posarse,
 y mis versos sobre tus labios
 sellar querrán sus rojos besos.