Olbia Lula

                                                               


Y a pesar de todo yo noté 
que el sol rocía el rocío de luz 
y de calor en la mañana;

 Lo noté entonces como noto hoy,
 la alegría en el timbre de los trinos vepertinos,
 y cómo se alzan escuché,
 las corolas frías de la noche
 al vapor dorado que da la vida nueva,
 tan sólo por saludar al alba...

Cada día el triunfo gana tras la derrota de las ocho horas vanas,
 cada amanecer una promesa y un saludo y un cuadro de Olbia Lula en mi ventana, 
y el llanto de un niño en medio del cariño de una madre bien temprana...



Noto, noto que la vida se abre paso con sus manos entre las nubes espesas del desengaño y la desesperanza, porque nace y renace como el agua de la fuente; como tus ganas y el relente sobre el azahar de mi añoranza.


Y se me lleva en volandas el aire espeso
 de aromas en la mañana, 
y me arroja a la presencia del día nuevo
 y del rocío que me rocía el rostro dormido 
de agua clara...

 Y me hace y me rehace la mañana,
 y me regala horizontes nuevos y grandes ventanas
 para cabalgar loca los corceles del viento, 
haciendo con sus crines trenzas de incienso,
 y sembrando miradas nuevas
 a cada luna y a cada verso que beso y beso
 pensando en tu alma...

Nuevo día y nueva luna
 que se me clavan uno a uno y una a una,
 como uno solo y como ninguna,
 haciéndome soñar a cada momento
un nuevo cuento que me rebosa el alma...



Se me lleva y se me lleva
 la esperanza siempre nueva,
 que me nace a cada paso
 tras del fracaso y la lágrima
 de blanca sal que el sol reseca...

 Se me lleva el verdor de un sueño nuevo,
 se me lleva la ilusión de un gesto tuyo,
 y del cantar de la fuente
 cuando deletrea tu nombre 
 justo antes de anunciarse el alba...

Y el nuevo día y el nuevo sol
hacen una estatua de sal 
con el poso blanco de la lágrima aquella; 
y es bello aquel recuerdo, 
y hermosa es la esperanza,
 que desde el vacío más oscuro
este nuevo imperio de amor 
y azahar levanta.

El circo de la vida




Cuando de repente y sin saber cómo caí en la cuenta de que mis más altas esperanzas no pasaban de ver alcanzar la felicidad a los hijos, acarrear algún dinero para a duras penas sustentar la casa, dibujar algunos rostros a lápiz y rotulador negro que acababan en una carpeta bajo las sábanas de invierno, y envejecer junto a mi esposo dulcemente y sin aspavientos, un escalofrío surcó esta dolorida espina dorsal y este alma repleta de esquinas insondables...
Había que ser y parecer, había que cumplir con lo pactado, con lo que se debe antes de con lo que se quiere...había que entregar la vida y así lo hice, escondiendo mis escandalosas mentiras y desmanes bajo la alfombra de la eterna callada, la mentira y hasta el vergonzoso olvido. Pero esta vida pronto ya no me pertenecerá más y habré de entregarla de nuevo, del mismo modo que me fue obsequiada, y aún siento haber manchado con mi impronta tan impoluto don.


Hiroshi Nonami

¿Acaso no la merezco por haber sido como soy, sierva de las esperanzas de los otros y de sus expectativas?
 ¿Acaso no la merezco por no haber sido lo que quise ser...
lo que ya no recuerdo?
 Y pienso que:

 "Cerrar podrá la vida la sombra del oscuro ave y su vuelo, 
graznar las mazmorras llenas de ortigas y los refugiados frente a las armas; 
morir podrán los infantes sin pecado ni conciencia de la vida, 
y podrán escanciarse los baúles de las esperanzas escondidas...
 pero no podrán golpear al sol los puños de los injustos ni sus gorilas,
 porque cada mañana, cada mañana iluminará por igual
 al grande y al enano y al honrado y al infausto asesino de alma impía,
 porque el cielo es uno y grande y techa por igual 
sueños de reyes y don nadies, justos e infames;
 estrujando en estrecho abrazo las rencillas".

Merecedora pues he sido de mi vida, haga o deshaga lo que guste hacer o deshacer, al ritmo de cualquier placer o dios o amor; que no todo se ha de tener y no todo se es posible ser en este hermoso circo de la vida.

Las cóncavas esquinas del tiempo






Sólo es un sueño...
y dormida me hallo
 por las esquinas
 del mundo,
los tejados del cielo
 veloz rasando,
 escudriñando en lo profundo...

Y vainicas tejo
con las hebras de tus ojos sobre mis versos,
que son del color de tus miradas
cuando se derraman a bocanadas
 de amor intenso...


Hemos buscado sin éxito el autor de esta hermosa imagen. Si alguien lo conoce agradecería nos lo hiciera saber mediante comentario. Gracias

Y cosiendo estoy 
tus caricias de duermevela
con los hilos blancos 
de esta luna llena;
mas se trenzan entonces
 las crines de tu jaca buena
sobre mi cielo plomizo y negro
  de primavera.

Me vuelvo y vuelvo en el lecho, y sueño sueños que me elevan mucho más allá de los serios techos. Deseo futuros perfectos que sobrepaso y dejo sin usar y maltrechos; y trepo peldaños empinados a cuatro patas y con engaños para acabar bajando a los barrancos secretos. Recorriendo voy los senderos al ritmo de una respiración desigualada;
canto, trabajo, camino y beso; y sé porque lo sé, que es todo esto un fiel engaño que pronto o tarde me hará caer incendiada a los infiernos.

 ¿Dónde me lleva esta corriente?
 ¿Dónde me arrastra?
 ¿Qué despertar me aguarda
 o no me aguarda
 tras de las cóncavas esquinas
 del alargado tiempo?

Sin sentir

Esse Imaginaria


El vacío que me cubre está repleto de luces
 naranja y negras, rojas y amarillas...

 Es un vacío cálido, 
y es acogedor abrazo;
es serena soledad
 mi compañía...


Agnieszka Lorek


Sobre mi atalaya, 
no demasiado alta, 
quizá sí profunda y quieta; 
puedo respirar todas las fragancias, 
escuchar todas las quejas; apetecibles estas, inservibles aquellas...

Y es tan dulce el transcurrir...
 tranquila compañía es la del revoloteo nervioso y sencillo de los gorriones grises y sin trinos, la de la paloma muda que alta y sola vuela...

Desde mi profunda atalaya puedo ver lo que pasa en los túneles umbríos de los corazones, lo que nadie ve, lo que nadie busca... la mentira derramada que nadie esconde.

Y presto sobreviene el fin,
 mas no tiene más oficio
que el tiempo discurrir, 
y acaecer a cada uno
 en el gesto inoportuno
 de quien nunca supo ver
ni quiso sentir.


Abstracción






Es fresca el agua
es cálida la mañana, 
algo brilla al fondo
al fondo brilla de mi alma...


Olbia Lula



Piedra como tantas quizá,
 o el cadáver gracioso de una sirena
 de betas blancas, doradas y naranja intensas
 que brillan y llaman sobre una negra tela.

 Bajo el agua fresca 
 que lo vulgar hace vuelo de seda,
cantan su canto encantado
las siete sirenas;
mas la octava, Partépone, 
murió de pena,
pues nadie perder la vida
 quiso por ella...

Y fue fresca la alborada
y cálida la mañana intensa, 
y algo brillaba al fondo,
al fondo brilló del agua
 la que fue sirena...