En el reino del universo el hombre es un ser extraño, fantástico y vulgar..grande como el aire e insignificante como una mota de nada perdida en la amarga esencia de una mirada esquiva...
En el reino del universo el hombre es un ser extraño, fantástico y vulgar.. grande como el aire e insignificante como una mota de nada perdida en la amarga esencia de una mirada esquiva...
En el reino del hombre él es el rey y el vasallo avasallado. Lo sabe todo e ignora todo lo que no sabe pero intuye, inventa, enseña y cuenta...Porque el hombre tiene una facultad extraordinaria: el hombre sabe expandir sus límites, extender sus dominios, sabe licuarse en el aire como perfume embriagador, como luz de los adentros, como el brillo de la luna sobre los olivos de la sierra. Sus palabras son palomas sin mensaje y huecas, que vuelan y se posan, y levantan el vuelo de nuevo y todo lo atraviesan. Sus miradas son prolongaciones palpables de un alma libre, que te hieren y te besan que te desnudan y te aman..te poseen para siempre como dulces rejas, como agridulces cárceles de lodo y menta.
En el reino del hombre él es el rey y el vasallo avasallado. Lo sabe todo e ignora todo lo que no sabe pero intuye, inventa, enseña y cuenta...Porque el hombre tiene una facultad extraordinaria: el hombre sabe expandir sus límites, extender sus dominios, sabe licuarse en el aire como perfume embriagador, como luz de los adentros, como el brillo de la luna sobre los olivos de la sierra. Sus palabras son palomas sin mensaje y huecas, que vuelan y se posan, y levantan el vuelo de nuevo y todo lo atraviesan. Sus miradas son prolongaciones palpables de un alma libre, que te hieren y te besan que te desnudan y te aman..te poseen para siempre como dulces rejas, como agridulces cárceles de lodo y menta.
El alma del hombre sabe volar a través de otras almas, sabe viajar caminos nunca andados, sabe subir montañas de inalcanzables cumbres y torres de piedras negras, ella no conoce límites y todo lo atraviesa...Su alma seduce almas y se deja seducir inquieta...No importan las celdas de la carne ni los límites de la monotonía pesada y plana como losa de tumba regia...No importa porque en el reino del hombre, sólo él reina.