Lo que uno es





Nada más caer desde el cielo 
o desde lo más profundo de la tierra emerger; 
nada más abrir los ojos, 
y al punto mismo de aspirar el aroma 
de los primeros y oblicuos rayos, 
descubrí que sólo hay
 el brillo de la soledad
 pegada a la piel.

Sola para nacer, sola para lidiar, sola para soñar y hasta para el mismo sueño perder...


Agniezska Lorek

Y no es magma ceniciento la soledad, ni es mala, ni cruel, no es bruja terrible, ni agujero inmundo; tampoco es error profundo ni futuro que me haga enrojecer; pues cuna es del conocimiento y del productivo deambular del ser, amiga que fermenta la serena alegría y que acuna el arte manso de darse sin pedir nada a cambio y sin exigir de nadie lo que se dé... Pues solo se nace y solo se ha de partir por la pendiente más acusada que se enfrenta al perecer; y mientras tanto tan sólo se puede dar lo que uno es. 



Con tus ojos haces lazos

Esse Imaginaria

Yo te quiero lejano 
y subido a las estrellas,
 te quiero alto y te quiero poderoso
 como la poderosa tierra...

Quiero mirarte envuelta
 en el aliento cálido de mi casa estrecha, 
allá sobre tus nubes de esparto, 
trepando montañas ardientes,
 lidiando dragones poderosos,
y venciendo perdidas contiendas...




Y me miras como quien no ve nada,
 como quien olvida el pasado 
y su futuro trenzado; 
atravesando el mismo aire
 con la daga azul de su mirada...

Y me miras sembrando

 tu mirada en mi mirada, 
y con tus ojos haces lazos
 que hacen presa mi alma.

Y me ves y me ves, 
como se ven las cosas extrañas
 que nunca se hacen sucesos; 
como un extraño ser...

Y durmiente, yo te extraño,
 mas igual que hacen los ángeles,
tus ojos claros dejan caer 
las lágrimas de tu ayer 
sobre mis zapatos...

Ya no busques más inocencia
 en mis manos.
 Ya no hay más veces primeras,
 se me gastaron.
Ya no las busques nuevas 
en mis ojos ajados,
 que no verán más el mundo 
como la primera vez,
 porque la primera vez 
quedó dormida en el sueño
 de aquel ayer, despertado.


Tu sombra




De puntillas pasa la luna, 
de puntillas, las estrellas, 
despacito y tras ella,
calladitas una a una...

De puntillas llama el alba
a la aldaba de mis venas,
a escondidas y a la vista
como prendidas velas.


Michael Creese

Y el torrente rojo empaña 
de carmín las azucenas, 
río de vida embravecida
 bajo el sol que duerme siesta.

Las almenas se derriten, 
se evaporan las torres viejas,
 el otoño duerme a la solana, 
de aceituna, vino y menta.

Y tu sombra, amor mío, 
umbría y siempre fresca, 
a cobijarme viene del sol bravo, 
vida mía, 
como la manta de tu cuerpo
 bajo el frío cuando hiela...

Y poderosas como miradas,
 soberanas, como rosas abiertas,
 se abren tus dos alas sobre mi cielo,
 cuando se hace salvaje manantial 
y tormenta...






La llovizna




Sobre la lisa alfombra del estanque de la vida,
 se posan cansadas todas las albas,
 y de lo hondo de sus aguas 
a veces dulces, otras amargas,
 los llantos parten ingrávidos,
 en busca de un cielo cambiante
 que sólo en el último momento
 descansa...

En la lisa alfombra de este estanque
 se suicidan desnudas todas las hadas, 
cansadas de sobrevolar los sueños de los infantes
 y de colarse juguetonas en sus casas;
 para después ser enterradas muy hondo y sin duelo,
 bajo la gruesa losa de la sabiduría,
 triste, huraña y escasa...


Stylowi



Y ya acabáronse todos los días de soñar,
 apurados quedaron, y pegados sus recuerdos
 a las paredes de esta estancia, 
como restos podridos de caramelos
 que atados a su recuerdo
 alguna alma infante olvidara.

Mas no ha de importarme 
la muerte de ningún hada alocada,
pues mis sueños manan y manan,
 como serpiente sin cola que repta lenta y sinuosa
 sobre la hierba fresca de esta pradera esmeralda...

Acabáronse, mas no me importara, 
porque sobre la lisa alfombra de la existencia,
 se precipita infinita, suave y sin cesar,
 la llovizna de nuevos pétalos de azahar, 
que juega a querer y a refrescar
el reflejo de aquel hermoso pasado,
 suavemente posado 
sobre su brillo en el mar..


La burbuja del cielo





Hay atardeceres que cuelgan cometas color azúcar, rosa y celeste sobre la vertiginosa burbuja del cielo.

 También existen amaneceres capaces de reconciliar la seductora pereza con la insinuante luz de la vigília, que se asoma impertinente entre tus párpados aún pegados... 


Anthony Vandertuin



Hay días que simulan noche y noches hay sin sueño ni luna; muertes hay que respiran esperanza y albores con su color verde, apagado...

Desde dentro nace el día y la esperanza, desde lo más profundo el llanto; desde las entrañas del mundo vomitan las montañas más altas, y tus ojos, que no son verdes, a mi me parecen prados...

Ámame, mundo desorbitado, ama a las montañas magas de los cuentos olvidados, a los cachorros que se acurrucan buscando caricia pero callados... ama, que si no amases, morir podrán tus otoños plenos de vacíos y vacíos de manos...

Alzarte podrás a la más alta cumbre, podrás besar los labios dulces y redondos de los ángeles que por ti posarán su vuelo y dejarán de ser castos; mas si no amas, soldadito valiente, si no amas, tus ojos nunca entenderán el caleidoscopio de este amanecer, que  cifra y descifra quien hoy crees desgraciado.

Hay atardeceres 
que cuelgan cometas
 color azúcar, rosa y celeste
 sobre la vertiginosa burbuja
 del cielo raso...


Entrelazados






Se abre y se cierra indecisa 
la loca puerta del futuro
 y me hipnotizan insistentes
 los rastrojos del pasado. 


Casey Baugh

Se cierra la esperanza y se abre el llanto, 
fuente que por su nombre llama a lo perdido 
sobre la duna del tiempo acabado...

Y baten las ventanas y las contraventanas
bajo el influjo del huracán inmóvil de tus brazos;
quietos como mármol sobre el aliento  frágil 
 de un recuerdo, frío y amargo...

Vuelve a mi, hermoso cadáver asustado, 
y vuelvan tus vacías órbitas a habitarse
 de infantes miradas color cielo raso... 


Y aletéen de nuevo nuestras verdes esperanzas
 el aire de este amanecer vacío de vahos,
  túmulo de pretéritos pajarillos enamorados.

Hoy ya no es posible revivir tal gorrión, 
  cóncavo y hueco cascarón idolatrado...

Ya sólo es la caída libre 
de este futuro frío y vano, 
que no sabe de recuerdos,
 ni se afana en remontarlos.

  Amanecen albores rasos y desmemoriados, 
incapaces de evocar lo que de ti y de mi fuera ayer, 
y en su diario culmen no han de notar,
 que nuestros dedos los reciban
 ya por siempre entrelazados.

Tormenta

El prado de Proserpina



Hoy la noche brama, el viento llama a alguna aldaba invisible y sobre los cristales la lluvia canta. 
Se acerca la tormenta, y mi soledad circundan los espectros; susurran las hadas.
La noche brama, las nubes altas viajan, y mis ensueños tardan en mecerme en sueños, la mente viaja.

Miles Aldridge

¡Qué inmensa se ve la soledad cuando me arremolina en su epicentro...! Me seduce la tormenta, que hace temblar los cristales y llorar las almas.
La fuente calla, y el clamor de esta noche me habla al oído que no estoy sola, que tú estás cerca y escondido tras el majestuoso estruendo que me llama por mi nombre con tu voz helada.

Versos rojos

Recurrentes




Entre el sueño y el recuerdo, 
entre la esperanza y la ficción, 
justo en el estrecho hueco que queda
 entre mis párpados encorvados
 y las hojas caídas anoche
 sobre el suelo de esta habitación...

Entre las horas de la mañana ilusionada
 y el soberbio caudal rojizo del ocaso bello,
 se hallan tu sonrisa y tu llanto caprichoso y blanco buscando el interés de estos distraídos ojos
 color vago intenso.



Domestika



Perdona si no te presto atención, 
mi arcángel viejo, 
mientras prefiero soñarte
 en mis sueños y en tus sueños, 
llenos de sonrisas imperfectas
 y perfectos cielos.

Castillos de quehaceres te invaden, 
ángel caído y enamorado del pasado, 
mas yo no encuentro tiempo 
más que para susurrar poemas fallidos
 sobre el viento del aliento impoluto
 de aquellos gorriones inquietos.

Déjame soñarte, 
y no estorbes este edén de claroscuros y secretos, 
que en él tu mano sobre mi mano podrá posarse,
 y mis versos sobre tus labios
 sellar querrán sus rojos besos.


Obra y autor



Desde el planisferio de este lienzo, 
imaginando dioses,
 colmando esta tensión superficial
 que nos mantiene boquiabiertos...

Palpando allá en mi cielo
 ese tu brillo de azul oscuro y cobalto,
 siendo yo misma remedo de tu espíritu, 
que es del mío propio el reflejo; 
 y escuchando el barniz del eco
de tus distraídos cantos 
yo me hallo, amor mío, 
y te sueño...

 Notando, como noto yo tus notas 
de suaves trinos y de aromas,
 allá colgadas como palabras 
sobre las aguas mansas
 de los estanques de tu mirada,
deletreo tu lejano arrullo
que es igual que un abrazo
cálido, de miel y sereno,
que espanta con las manos
el miedo de perder la vida
en tu boca, y la cordura
 en tus labios.

(Desconocida)

Y hallábame sumergida 
bajo el nudo de aquel cuento,
leyendo el latir de la sonata del vivir
 bajo el vibrar de las ondas de tus dedos,
 color canela y caramelo de anís;
descifrando estaba, de vez en cuando,
 el espejo negro puro y alto 
de tus dos verdes gemas sobre mi.

Tratabas de darme vida, 
edificando mundos que imaginabas,
y seres complejos de tinta china... 

Tratabas de darme la vida
sobre un pliego amarillento
invadido tú por el sol y el viento
y la fiebre de una musa clara,
que mi presente y futuro te susurraba,
caprichosa bailarina...

Mas yo, desde los avernos agridulces,
puro delírio de tu voluntad,
destejo tu aroma de fresa y menta
y rapto tu alma entera
 desde mi oquedad. 






Brilla





Pura es la mañana y puro el llanto primero del primer alba; limpios el manantial y la fuente clara, e inmaculada es tu mirada cuando se clava todita muy honda en mis sienes mansas. 

Puro el sol cuando sale, y cuando se esconde silencioso e imponente, pintando de trinos las rosas todas, y de rosa el cielo cansado cuando bosteza y en la loma acurrucadito se duerme...




Y brilla la cal de las casas 
entre el rojo alféizar 
y el colorido manojo de geranios insistentes, 
brilla el trastear de los niños en el patio
 y el siseo prolongado del abuelo impaciente.

 Mientras, canta el reflejo del agua en la fuente baja 
junto al botijo de barro decorado de flores silvestres,
 y baila el tañir de la guitarra 
entre los dedos de ese gitano 
orgulloso e indigente.

El cielo





A veces pasa, muy pocas,
pero a veces pasa 
que cuando miro arriba 
puedo ver el cielo...

 Siempre está, 
pero casi nunca se puede ver.

 Art ViralBandit 

Es extraño que las cosas más grandes y hermosas,  como las más portentosas rosas casi nunca se ven...

Por más que apartes el aire turbio con las manos,
 por más que apartes los rencores y los llantos,
 por más que tú mismo te apartes, 
apenas un momento del largo día
 y si tienes suerte, 
puedes ver el cielo allá en lo alto encaramado;
 tan abrazante, tan imponente 
y tan callado...

Demasiada vida descoyuntada aquí abajo, todos a lo nuestro, y casi nadie a lo de un extraño. 

Abril

Letreando



Y como manto sin bautizar cayó este Abril sin estrenar, sobre mis ojos y tus ojos, sobre las doradas piedras de los torreones y las gastadas suelas del tiempo...


Agnieszka Lorek


Un Abril de azahares reventones que desata el fuerte nudo del pensamiento con el blando aroma de sus flores...
No es posible cavilar, habiendo tanto pájaro silvestre abarrotando los alféizares floridos de los bajos balcones, y no es posible a la fría compostura regresar, habiendo escapado al aire libre tanto incienso a fruta madura y a ruborosos rumores...
Los dorados sillares de esta ciudad, se tornan del color amarillo de los pétalos que brillan bajo del redondo sol que sale y que se pone... y el caleidoscopio a punto mismo de colapsar, canjea sensateces por imposibles vuelos que no precisan alas y por mil cien locos amores...

Y aunque la pesada voz de la losa de la verdad inexorable te regrese a su caja fría y de pedernal, allá bajo la sensata nube color gris de muro y cristal; sabes tú, de improviso y a traición, resbalar la ascendiente pendiente del primer rayo de sol sobre el olivar.

La mariposa

Létralos caídos




Como una mariposa que llega suave y se posa,
 es la vida que pronto levanta el vuelo.
 No deja poso aroma ni deseo,
  sabor o sombra de verso o prosa,
cuando se inclina oblicuo el astro bello
 muy por detrás de la aurora...

l
Agnieska Lorek



Y retroceder tras el rastro
 de lo olvidado ya no es posible;
 tarea en su caso sólo encomendada
 a locos aulladores de lunas rosas
encaramados a las tapias derruidas
 de la vencida historia...

Volver y volver ya no es posible
 a levantar efigie de lo olvidado,
mas lo imposible siempre fue bello
e increíble suceso mágico.