Los mismos locos

La pasarela del cielo



Todas las tierras comparten 
la misma luna y el mismo viento, 
todas las madres el mismo llanto, 
todos los viejos el mismo invierno...


Al fin y al cabo todos los locos pisamos la misma
 tierra, aunque en mundos distintos vivamos...



Anilah 

Y así ocurre que sobre las nubes se conducen los locos azules,
 y los rojos locos bajo los rastrojos;
 y que se arrastran ingratos los idos amarillos
 descifrando el vibrar de las alas de los grillos...

 Y los unos dicen ser mucho mejores,
 mas mejores son también los otros,
 porque en sus nanas les hablaron de personas de alta cuna y les contaron de otras cuyas locuras no valían el polvo que del suelo iban levantando.

Mas todas las tierras comparten
 la misma luna y el mismo viento, 
y todas las madres el mismo llanto; 
todos los viejos conquistan el mismo invierno,
 y cada invierno precisa su manto.

Y así resulta que todos los locos pisamos la misma
 tierra, aunque en mundos distintos vivamos...


El viento






El viento me hace libre,
 me hace libre, lo siento; 
la soledad de lo incierto,
 el aroma del cielo abierto,
 su susurro y su estruendo...





Y el cielo resulta inmenso
 cuando lo peina el viento,
 y mi alma pequeñita se hace grande,
 por abrazar tan grande encuentro...

Me hace grande, de aire me hace,
 como ámplio se abre el horizonte 
cuando despierta el día
 y bostezando el sol
 se alargan los brazos largos
 del entendimiento.
Y respiro hondo y me veo
 y lo veo todo con estos ojos pequeñitos
 con los que en la noche 
me gusta mirar un cuento.

Y hace viento, esta noche hace viento,
 y las puertas llaman inquietas
 a la comisura entreabierta 
de estos párpados negros;
y se cuelan por todas las rendijas,
 algunos sueños encantadores 
que me llevan en espiral caída 
sobre tus brazos consentidores.

Y el viento me hace libre,

 me hace libre, lo siento...



El patio de los naranjos

Esse Imaginaria


Era la primavera
y era el sur.
 Eran las cuatro de la tarde
 y el aire ardía en aromas...

 El patio de la Mezquita

 cantaba calladito los ecos de los pájaros, 
y cantaba los colores del agua
 que nunca cambia el otoño infinito
 de su caída...



Stefan Gesell




Los azahares habían tomado todo el espacio
 en una invasión de blancos pétalos, 
que colgados de los naranjos
 impacientes empujaban aún cerrados, 
lidiando por abrirse allá donde lucen hoy
 los que aún son tersos...

Pétalos de grueso blanco perfecto,
 rezumaban el elixir de la vida
 que me posee impúdico 
a cada latir de mi pecho

Y huele a azahar,
y el patio canta,
 y las piedras callan
todos sus silencios.

Huele a azahar
como hace tiempo,
y reina el azahar
aquí en mi pecho

Y el agua canta
de la paloma el vuelo,
y en la Fuente del olivo
serena lo sella y descansa.

Reina el azahar,
el sultán cede su puesto
a la flor de amar,
a la flor que guarda
hondo, muy hondo
 todos sus secretos.

Y los muros gritan callados,
 muy callados sus silencios,
y de las piedras las heridas
aspiran primaveras,
y acunan y acunan la cuna
del sueño ligero de
sus misterios...

Alcázar de arena y fango

El prado de Proserpina


El pasado quedó atrás, 
igual de atrás que quedará 
este presente al rememorarlo... 

Black and White fashion Photography






Muy atrás, dicen, tal que el futuro que pisando fuerte alcanzar no podrá algún diablo por más que urda sus complejas diabluras de flamas imperecederas... Consumido pues queda en su alcázar de fría arena, cuando olvidado las esquinas de la memoria aún torciera; más no vi nunca persona, animal o sobrenatural brujo condenado, capaz de adelantarse al presente que presto se amontona en alguna duna perdida junto a todo lo terminado... 

Carreras no valen,

 y no son pudientes
 para este menester
 los hechizos ni las plegarias
 de los mansos. 

El pasado es la algamasa a veces hermosa y a veces horrenda, pero siempre fuerte, donde los pies se clavan hondo mientras los aromas venideros, revolotean locos las arriesgadas azoteas de los días prometidos, que sobrevuelan los gorriones tordos... 


Si hermoso, dulce; 

si triste y salado, charco,
 pero además barrizal profundo
 sobre el que igualmente firme pisan 
los poderosos pies que impulsan 
 a los ángeles alados,
 y los pájaros bellos,
 cuando esbozan sus altos vuelos 
en los arriesgados alféizares, 
 con primerizos saltos... 

Vuele pues sobre las cornisas del alcázar de lo acabado quien hoy llore, y también vuele alto quien haya antaño ya llorado; vuelen confundidos por sus rincones los diablos a los cielos inmensos que sostiene el atlas y vuelen igualmente los añorantes, por querer ser siempre amados.


El pasado quedó atrás, 

igual de atrás que quedará 
este presente al rememorarlo... 

Lo que uno es





Nada más caer desde el cielo 
o desde lo más profundo de la tierra emerger; 
nada más abrir los ojos, 
y al punto mismo de aspirar el aroma 
de los primeros y oblicuos rayos, 
descubrí que sólo hay
 el brillo de la soledad
 pegada a la piel.

Sola para nacer, sola para lidiar, sola para soñar y hasta para el mismo sueño perder...


Agniezska Lorek

Y no es magma ceniciento la soledad, ni es mala, ni cruel, no es bruja terrible, ni agujero inmundo; tampoco es error profundo ni futuro que me haga enrojecer; pues cuna es del conocimiento y del productivo deambular del ser, amiga que fermenta la serena alegría y que acuna el arte manso de darse sin pedir nada a cambio y sin exigir de nadie lo que se dé... Pues solo se nace y solo se ha de partir por la pendiente más acusada que se enfrenta al perecer; y mientras tanto tan sólo se puede dar lo que uno es. 



Con tus ojos haces lazos

Esse Imaginaria

Yo te quiero lejano 
y subido a las estrellas,
 te quiero alto y te quiero poderoso
 como la poderosa tierra...

Quiero mirarte envuelta
 en el aliento cálido de mi casa estrecha, 
allá sobre tus nubes de esparto, 
trepando montañas ardientes,
 lidiando dragones poderosos,
y venciendo perdidas contiendas...




Y me miras como quien no ve nada,
 como quien olvida el pasado 
y su futuro trenzado; 
atravesando el mismo aire
 con la daga azul de su mirada...

Y me miras sembrando

 tu mirada en mi mirada, 
y con tus ojos haces lazos
 que hacen presa mi alma.

Y me ves y me ves, 
como se ven las cosas extrañas
 que nunca se hacen sucesos; 
como un extraño ser...

Y durmiente, yo te extraño,
 mas igual que hacen los ángeles,
tus ojos claros dejan caer 
las lágrimas de tu ayer 
sobre mis zapatos...

Ya no busques más inocencia
 en mis manos.
 Ya no hay más veces primeras,
 se me gastaron.
Ya no las busques nuevas 
en mis ojos ajados,
 que no verán más el mundo 
como la primera vez,
 porque la primera vez 
quedó dormida en el sueño
 de aquel ayer, despertado.


Tu sombra




De puntillas pasa la luna, 
de puntillas, las estrellas, 
despacito y tras ella,
calladitas una a una...

De puntillas llama el alba
a la aldaba de mis venas,
a escondidas y a la vista
como prendidas velas.


Michael Creese

Y el torrente rojo empaña 
de carmín las azucenas, 
río de vida embravecida
 bajo el sol que duerme siesta.

Las almenas se derriten, 
se evaporan las torres viejas,
 el otoño duerme a la solana, 
de aceituna, vino y menta.

Y tu sombra, amor mío, 
umbría y siempre fresca, 
a cobijarme viene del sol bravo, 
vida mía, 
como la manta de tu cuerpo
 bajo el frío cuando hiela...

Y poderosas como miradas,
 soberanas, como rosas abiertas,
 se abren tus dos alas sobre mi cielo,
 cuando se hace salvaje manantial 
y tormenta...






La llovizna




Sobre la lisa alfombra del estanque de la vida,
 se posan cansadas todas las albas,
 y de lo hondo de sus aguas 
a veces dulces, otras amargas,
 los llantos parten ingrávidos,
 en busca de un cielo cambiante
 que sólo en el último momento
 descansa...

En la lisa alfombra de este estanque
 se suicidan desnudas todas las hadas, 
cansadas de sobrevolar los sueños de los infantes
 y de colarse juguetonas en sus casas;
 para después ser enterradas muy hondo y sin duelo,
 bajo la gruesa losa de la sabiduría,
 triste, huraña y escasa...


Stylowi



Y ya acabáronse todos los días de soñar,
 apurados quedaron, y pegados sus recuerdos
 a las paredes de esta estancia, 
como restos podridos de caramelos
 que atados a su recuerdo
 alguna alma infante olvidara.

Mas no ha de importarme 
la muerte de ningún hada alocada,
pues mis sueños manan y manan,
 como serpiente sin cola que repta lenta y sinuosa
 sobre la hierba fresca de esta pradera esmeralda...

Acabáronse, mas no me importara, 
porque sobre la lisa alfombra de la existencia,
 se precipita infinita, suave y sin cesar,
 la llovizna de nuevos pétalos de azahar, 
que juega a querer y a refrescar
el reflejo de aquel hermoso pasado,
 suavemente posado 
sobre su brillo en el mar..


La burbuja del cielo





Hay atardeceres que cuelgan cometas color azúcar, rosa y celeste sobre la vertiginosa burbuja del cielo.

 También existen amaneceres capaces de reconciliar la seductora pereza con la insinuante luz de la vigília, que se asoma impertinente entre tus párpados aún pegados... 


Anthony Vandertuin



Hay días que simulan noche y noches hay sin sueño ni luna; muertes hay que respiran esperanza y albores con su color verde, apagado...

Desde dentro nace el día y la esperanza, desde lo más profundo el llanto; desde las entrañas del mundo vomitan las montañas más altas, y tus ojos, que no son verdes, a mi me parecen prados...

Ámame, mundo desorbitado, ama a las montañas magas de los cuentos olvidados, a los cachorros que se acurrucan buscando caricia pero callados... ama, que si no amases, morir podrán tus otoños plenos de vacíos y vacíos de manos...

Alzarte podrás a la más alta cumbre, podrás besar los labios dulces y redondos de los ángeles que por ti posarán su vuelo y dejarán de ser castos; mas si no amas, soldadito valiente, si no amas, tus ojos nunca entenderán el caleidoscopio de este amanecer, que  cifra y descifra quien hoy crees desgraciado.

Hay atardeceres 
que cuelgan cometas
 color azúcar, rosa y celeste
 sobre la vertiginosa burbuja
 del cielo raso...


Entrelazados






Se abre y se cierra indecisa 
la loca puerta del futuro
 y me hipnotizan insistentes
 los rastrojos del pasado. 


Casey Baugh

Se cierra la esperanza y se abre el llanto, 
fuente que por su nombre llama a lo perdido 
sobre la duna del tiempo acabado...

Y baten las ventanas y las contraventanas
bajo el influjo del huracán inmóvil de tus brazos;
quietos como mármol sobre el aliento  frágil 
 de un recuerdo, frío y amargo...

Vuelve a mi, hermoso cadáver asustado, 
y vuelvan tus vacías órbitas a habitarse
 de infantes miradas color cielo raso... 


Y aletéen de nuevo nuestras verdes esperanzas
 el aire de este amanecer vacío de vahos,
  túmulo de pretéritos pajarillos enamorados.

Hoy ya no es posible revivir tal gorrión, 
  cóncavo y hueco cascarón idolatrado...

Ya sólo es la caída libre 
de este futuro frío y vano, 
que no sabe de recuerdos,
 ni se afana en remontarlos.

  Amanecen albores rasos y desmemoriados, 
incapaces de evocar lo que de ti y de mi fuera ayer, 
y en su diario culmen no han de notar,
 que nuestros dedos los reciban
 ya por siempre entrelazados.

Tormenta

El prado de Proserpina



Hoy la noche brama, el viento llama a alguna aldaba invisible y sobre los cristales la lluvia canta. 
Se acerca la tormenta, y mi soledad circundan los espectros; susurran las hadas.
La noche brama, las nubes altas viajan, y mis ensueños tardan en mecerme en sueños, la mente viaja.

Miles Aldridge

¡Qué inmensa se ve la soledad cuando me arremolina en su epicentro...! Me seduce la tormenta, que hace temblar los cristales y llorar las almas.
La fuente calla, y el clamor de esta noche me habla al oído que no estoy sola, que tú estás cerca y escondido tras el majestuoso estruendo que me llama por mi nombre con tu voz helada.

Versos rojos

Recurrentes




Entre el sueño y el recuerdo, 
entre la esperanza y la ficción, 
justo en el estrecho hueco que queda
 entre mis párpados encorvados
 y las hojas caídas anoche
 sobre el suelo de esta habitación...

Entre las horas de la mañana ilusionada
 y el soberbio caudal rojizo del ocaso bello,
 se hallan tu sonrisa y tu llanto caprichoso y blanco buscando el interés de estos distraídos ojos
 color vago intenso.



Domestika



Perdona si no te presto atención, 
mi arcángel viejo, 
mientras prefiero soñarte
 en mis sueños y en tus sueños, 
llenos de sonrisas imperfectas
 y perfectos cielos.

Castillos de quehaceres te invaden, 
ángel caído y enamorado del pasado, 
mas yo no encuentro tiempo 
más que para susurrar poemas fallidos
 sobre el viento del aliento impoluto
 de aquellos gorriones inquietos.

Déjame soñarte, 
y no estorbes este edén de claroscuros y secretos, 
que en él tu mano sobre mi mano podrá posarse,
 y mis versos sobre tus labios
 sellar querrán sus rojos besos.


Obra y autor



Desde el planisferio de este lienzo, 
imaginando dioses,
 colmando esta tensión superficial
 que nos mantiene boquiabiertos...

Palpando allá en mi cielo
 ese tu brillo de azul oscuro y cobalto,
 siendo yo misma remedo de tu espíritu, 
que es del mío propio el reflejo; 
 y escuchando el barniz del eco
de tus distraídos cantos 
yo me hallo, amor mío, 
y te sueño...

 Notando, como noto yo tus notas 
de suaves trinos y de aromas,
 allá colgadas como palabras 
sobre las aguas mansas
 de los estanques de tu mirada,
deletreo tu lejano arrullo
que es igual que un abrazo
cálido, de miel y sereno,
que espanta con las manos
el miedo de perder la vida
en tu boca, y la cordura
 en tus labios.

(Desconocida)

Y hallábame sumergida 
bajo el nudo de aquel cuento,
leyendo el latir de la sonata del vivir
 bajo el vibrar de las ondas de tus dedos,
 color canela y caramelo de anís;
descifrando estaba, de vez en cuando,
 el espejo negro puro y alto 
de tus dos verdes gemas sobre mi.

Tratabas de darme vida, 
edificando mundos que imaginabas,
y seres complejos de tinta china... 

Tratabas de darme la vida
sobre un pliego amarillento
invadido tú por el sol y el viento
y la fiebre de una musa clara,
que mi presente y futuro te susurraba,
caprichosa bailarina...

Mas yo, desde los avernos agridulces,
puro delírio de tu voluntad,
destejo tu aroma de fresa y menta
y rapto tu alma entera
 desde mi oquedad. 






Brilla





Pura es la mañana y puro el llanto primero del primer alba; limpios el manantial y la fuente clara, e inmaculada es tu mirada cuando se clava todita muy honda en mis sienes mansas. 

Puro el sol cuando sale, y cuando se esconde silencioso e imponente, pintando de trinos las rosas todas, y de rosa el cielo cansado cuando bosteza y en la loma acurrucadito se duerme...




Y brilla la cal de las casas 
entre el rojo alféizar 
y el colorido manojo de geranios insistentes, 
brilla el trastear de los niños en el patio
 y el siseo prolongado del abuelo impaciente.

 Mientras, canta el reflejo del agua en la fuente baja 
junto al botijo de barro decorado de flores silvestres,
 y baila el tañir de la guitarra 
entre los dedos de ese gitano 
orgulloso e indigente.

El cielo





A veces pasa, muy pocas,
pero a veces pasa 
que cuando miro arriba 
puedo ver el cielo...

 Siempre está, 
pero casi nunca se puede ver.

 Art ViralBandit 

Es extraño que las cosas más grandes y hermosas,  como las más portentosas rosas casi nunca se ven...

Por más que apartes el aire turbio con las manos,
 por más que apartes los rencores y los llantos,
 por más que tú mismo te apartes, 
apenas un momento del largo día
 y si tienes suerte, 
puedes ver el cielo allá en lo alto encaramado;
 tan abrazante, tan imponente 
y tan callado...

Demasiada vida descoyuntada aquí abajo, todos a lo nuestro, y casi nadie a lo de un extraño.