Esse Imaginaria
El aire, tan espeso como la música,
se colaba despacio y sereno
entre las rejas de la ventana,
bailando junto a las cuerdas cimbreantes
de aquel arpa...
El aire, apenas se recordaba a sí mismo,
siendo ya música cálida y mansa,
siendo llama en el hogar humeante,
y aroma de amatista engarzada...
Raeburn, Sir Henry : The Marchioness of Northampton, Playing a Harp, c.1820
El aire,
clama ahora sereno
jugando a tensarse con los silencios,
con los recuerdos y con los cabellos de algún ser amante...
Y ya no se aspira más su elemento,
sino fábula dorada,
que se cuelga del arco dorado
que sostiene sus cuerdas mansas.
Porque eres, arpa,
el amor mío,
y acaparas todas la claves del donaire
cuando tocas tu canción,
mi vida,
la que respiro hondo y no olvido
la que escanciada se nubla
para olvidarme...
se colaba despacio y sereno
entre las rejas de la ventana,
bailando junto a las cuerdas cimbreantes
de aquel arpa...
El aire, apenas se recordaba a sí mismo,
siendo ya música cálida y mansa,
siendo llama en el hogar humeante,
y aroma de amatista engarzada...
Raeburn, Sir Henry : The Marchioness of Northampton, Playing a Harp, c.1820
El aire,
clama ahora sereno
jugando a tensarse con los silencios,
con los recuerdos y con los cabellos de algún ser amante...
Y ya no se aspira más su elemento,
sino fábula dorada,
que se cuelga del arco dorado
que sostiene sus cuerdas mansas.
Porque eres, arpa,
el amor mío,
y acaparas todas la claves del donaire
cuando tocas tu canción,
mi vida,
la que respiro hondo y no olvido
la que escanciada se nubla
para olvidarme...
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