El prado de Proserpina
Tantas cosas bonitas
yendo y viniendo por las pasarelas
de los ojos de la gente...
Tantos dedos enamorados
tapando la luz de la ventana,
tantas melodías calladitas entre dos
ocultando el alegre rumor
de arroyos y arroyos de mieles...
Tantos amaneceres anaranjados,
tantos atardeceres en la sangre
de los propios ángeles inyectados...
Y caricias de sinceros y altos amores
se ven, o del cálido y alto cariño
de las entregadas madres inspirados...
Wood Nymph
También hay en el mundo
suspiros verdes de esperanzadas esmeraldas,
campos verdes y floridos
que de intangibles versos son vergeles;
incluso una vez yo vi bordado
el cielo de los llantos emocionados
de la insoportable hermosura arropados,
trazando el mundo de blancas estelas
como vainicas de claros nardos...
Mas, al mismo tiempo
y en el mismo universo,
la sangre del justo
arranca a sorbos de odio el soberbio diablo
de la furia obtusa e inquieta.
La vieja y descosida ira deambula loca y sin causa
derramando ríos de sesgadas esmeraldas
que se quiebran y se quiebran en diez mil pedazos,
decorando el orbe de ponzoña
y sombras verdes y desesperanzadas,
que los altos enanos asfixian
y sombras verdes y desesperanzadas,
que los altos enanos asfixian
en el despreciable cofre de Pandora,
bien cerrado...
bien cerrado...
Presos quedan ya por siempre
todos los justos llantos
de los muertos en vida
y de los santos violados...
Y tantas cosas bonitas
yendo y viniendo por las pasarelas
de los ojos de la gente...
tantos amores, tantas esperanzas,
tantas nubes de versos enamorados
de muertos en vida
y de santos violados...
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