El nido





La vida transcurría por su cauce de lana y risas, 
 cuando de repente, y sin saber la causa,
 camino, sombra  ni alevosía, 
mostróme su áspera hiel 
la nostalgia...

Gabriel Vertel



¿Cómo ha sido? ¿Cómo pudo ser?
 Que ahora no haya tierra bajo mis pies,
y que el sustento de mi alma, caído se halle
 sobre el mismo nicho de mi alegría...

¡No hay suelo! ¡Ya no hay alma!
 ¡Ni sueño hay, ni nostalgia!
 Acabóse el terciopelo, 
escanciáronse todas las albas, 
no hay ya azúcar que me sacie,
 ni aceituna que me agrade
 bailando verde sobre las ramas. 

Y vendrá pronto la esperanza 
a poner su nido sobre mis palmas. 
Y yo la dejaré anidar,
 y a sus hijos veré alborecer 
sobre el cálido refugio de mi alma.

Y frente a mi veré crecer
 el fuego de los cuchillos y las espadas;
 y una nana les cantaré, 
para que duerman tiernos aliñados en laurel,
 hinojo, opio y mil fragancias.


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