Hoy se me ha muerto
un cachito de alba;
se apagó la risa clara,
y el dulzor de la niñez
se tornó anoche mismo
en seria callada.
No imaginé en aquellas risas
que tan pronto se apagaran;
no sospechaste tú en tus sueños
que sin despertar te dormirías
grave y postrada.
Ave de juventud,
que posaste ayer el vuelo tuyo
de plumas blancas,
ya no podrán mis ojos en tus requiebros
poner más la ilusión de un día nuevo,
ángel bello, bucle de albas.
Verte no podrán ya mis recuerdos,
más que desde el velo de hierro fiero
de esta cancela negra y trabada.
Mas pronto se abrirá el estrecho encierro
y renacerán viejos infantes de ilusión
que dulces cantan.
Todo mi más sincero pésame si es la perdida de un ser querida que ha inspirado este precioso poema. Saludos.
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