La fuga del vencejo



Me marcho hoy mismo de este cuerpo, 
de este alma cansada, y me despido
 de mi sombra y de su recuerdo.
Ligera marcho, y ligera quedo.



Jaroslaw Data


Os dejo aquí en este entierro,
mientras marcho con el aire,
  y a sus alas encaramada beso
 el incansable vuelo del  vencejo.

Sopla el viento entre mis paredes, 
libre como alma y ligero como cielo.

Y mis tres metros de libertad
 se me hacen anchos prados verdes,
se me hacen amaneceres naranjas, 
y anocheceres rosas de lunas caramelo.

Ya no me sirven tus cadenas, 
las mías quiero de terciopelo,
 que no conocen el frío del hierro,
 y no me seducen más tus mentiras,
 ni tus alaridos locos de invierno.

Allá sobre las nubes blancas de mi soledad, 
madre, alfa y omega de todo lo bueno,
 no se puede escuchar tu catecismo, 
ni la ridícula dictadura de tu enanismo
que siembra odio sobre la tierra
que plácida habitaba en silencio.

Libre yo entre mis paredes, quiero, 
y preso tú, entre tus hinojos viejos. 

2 comentarios:

  1. Bello pero macabro...te deseo encontrar la libertad sin tener que llegar a tal extremo ;) Saludos amiga Alfmega y cuídate mucho.

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    1. En tiempos del coronavirus, lo duro son las muertes y el sufrimiento de los enfermos, no el confinamiento en sí. Saluditos, Eric. Cuídate mucho

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