El prado de Proserpina
¿Y qué si hoy hablasen
las legiones de enmudecidos?
¿Si sus voces atronasen ahora
de los santos hipócritas los oídos?
¿Si sus lágrimas inundasen
nuestros campos de verde trigo,
y nuestras copas se colmasen
de dolor cautivo...?
Stefan Gesell
¿Si de repente y sin saber cómo,
fuesen sus manos hoy
las que condujesen el sino,
y ahora fuesen sus selladas voluntades
las que adorase el destino?
¿Qué sucedería si sus igualdades trabadas
por la soga ciega de la justicia
se irguiesen sobre reyes, y poderosos,
y sobre cada piedra del camino...?
¿Sería el mundo por fin un lugar justo?
¿Quizá ya al fin, por hacer justicia
la injusticia de disolviera...?
¿O acaso la ira de la venganza
viniera airada a ocupar su sitio?
¿Y es que no habrá en el mundo
una generosa gota de conciencia
que endulce el recorrido,
capaz de enjugar los ojos ciegos
de este errante destino?
Árboles verdes,
verdes trinos,
esperanza endeble
y camino...
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